La columna

21 abril, 2022 3:29 pm

Con la muerte de Malú Ferniza Rodriguez, el sábado de Gloria se cierra un capítulo de la vida de los poblanos narrada con la pluma tersa de los hermanos Ferniza que en su vocabulario siempre recurrieron a todos los sinónimos de la cortesía y el respeto.

Una corriente de periodismo que en los sesentas inició la inolvidable jarocha Mimí García Barna, y que con Humberto Ferniza hicieron época para contar lo que los poblanos hacían.
Su estilo, la fuerza y dominio de sus plumas junto con las gráficas del gran Roberto Romero Amezcua contribuía a tirajes de hasta 70 mil ejemplares diarios del periódico “El Sol de Puebla” fundado por el coronel José García Balsea.

Para los setentas vino la incorporación de nuevas plumas de otra casa editora, la de don Romulo OFarrill que con el cabezal de “El Novedades de Puebla” sumó con su propio estilo a la admirada declamadora y actriz Ivone Receek de Lucke y a Coca Castillo.

Ya después por “El Sol de Puebla” desfilaron plumas respetables como la de Alvaro Soriano y Bueno que impulsó en la sección de sociales la vida artística de Puebla que con las organizaciones Sociedad de Conciertos y Puebla Ciudad Musical, el ingeniero Paco Sánchez y el arquitecto Jorge Cubillas Escalante pusieron en alto el prestigio de la Puebla culta justo en el momento en el que los gobernantes daban paso a un proceso más dinámico de industrialización que comenzó a traer a familias del norte y de otros países.

Hoy nuestro recuerdo y gratitud a los hermanos Ferniza Humberto y Malú que con pasión y disciplina retrataron con su pluma y las gráficas de José Luis Bravo Onofre, a la Puebla conservadora y culta que aportó en su momento tradición, leyendas, y señorío recordados hoy con el respeto y orgullo de un pasado esplendoroso.

Descansen en paz.





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