En Ucrania, los combates en torno a una central nuclear evocan recuerdos de Chernobyl
AFP
Vychtchetarassivka, Ucrania.- Anastasia Rudenko estrecha la medalla de oro que su marido Viktor recibió por haber trabajado como “liquidador” tras la catástrofe nuclear de Chernobil. Murió en 2014, de un cáncer de la vejiga causado según ella por las radiaciones.
En su pueblo Vichchetarasivka, a unos kilómetros de la central nuclear de Zaporiyia, Rudenko se esfuerza en hacer reconocer el papel de la radiaciones en la muerte de su esposo.
Al otro lado del río, a 14 kilómetros apenas, es imposible no ver la silueta imponente de la central.
Desde el 5 de agosto, Ucrania y Rusia se acusan mutuamente de bombardeos en el sector. Los ataques impactaron una vez cerca del edificio de depósitos radioactivos, y de nuevo provocaron la detención automática del reactor n°3 de la mayor central nuclear de Europa.
Ucrania afirma que Rusia lanza ataques y conserva armamento y soldados cerca de la central, aprovechándose de la imposibilidad que tiene el ejército ucraniano de responder.
“Podríamos tener la misma suerte que los habitantes de Chernobil”, dice Rudenko, de 63 años. “Lo que pasa no es nada bueno y no sabemos como va a terminar”.
– En “la zona” –
Ucrania sigue muy marcada por la catástrofe nuclear de Chernobil, norte de Ucrania, ocurrida en abril de 1986. Un reactor explotó, provocando el más importante accidente nuclear civil de la historia, que expulsó una nube que se propagó por toda Europa.
En cuatro años, 600.000 “liquidadores” fueron enviados al lugar con poca o ninguna protección para apagar el incendio en los territorios de los alrededores de la central.
El balance humano de la catástrofe sigue generando debate.
La ONU solo reconoce unos 30 muertos entre los operadores y bomberos por radiaciones agudas tras la explosión, cuando la ONG Greenpeace evaluó en 2006 en 100.000 el número de muertos.
Viktor Rudenko condujo un camión en “la zona” durante 18 días. Una condecoración le fue otorgada por la Unión soviética, donde se ven átomos girando alrededor de la “cúpula de Chernobil”, un símbolo del lugar.
Un documento en mal estado, proveniente de los archivos del ministerio ucraniano de Defensa, certifica el trabajo de Viktor y la dosis de radiación que recibió: 24,80 roentgen.
“Cuando veo los papeles de mi marido, siento dolor”, explica Anastasia Rudenko: “Muchas personas murieron o quedaron con secuelas para siempre”.
Al mencionar los bombardeos en el terreno de la central, visibles desde su casa, afirma que “la gente dice que hay fugas, pero no quieren confesarlo públicamente”.