¿Cómo es participar en el Carnaval de Huejotzingo?

Es un gusto, es un gusto el salir, estar aquí, disfrutar, porque no tenemos también la vida segura, sabrá Dios si para el año lleguemos a vivir o ya no”.

Guadalupe participa en el Carnaval de Huejotzingo desde los 10 años. Mientras platica, sus pies siguen moviéndose al ritmo de la banda. Su traje de zuavo, luce impecable. Es el primer día de fiesta y Lupita fue de las primeras en llegar a la plaza de armas, será de las últimas en irse.

Piensa que su vida ha comenzado a correr contra reloj, porque está por cumplir  56 años y no sabe cuántos más podrá seguir bailando. Su esposo y su hijo también son carnavaleros, una tradición cara. Pero Lupe, insiste, es una vez al año.

Salir de huehues le cuesta a la familia alrededor de 10 mil pesos, y eso que no cambian de trajes, solo los van renovando. En eso, este año gastaron cerca de 5 mil pesos entre los tres. Además deben cooperar para la música, 350 pesos por persona, por día, 4 mil 200 pesos.

 “Año con año, vamos nosotros mejorando, renovando los trajes, ahorita nosotros entre los tres, nos gastamos 5 mil pesos por irle comprando gazneces nuevos, y ahorita ya nos cobraron la música y no podemos decir, no pagamos, si nos gusta, tenemos que hacerlo, lo mínimo que llegan a cobrar son 350 por día, por persona”.

Antes no se hacía tanto protocolo, afirma Lupita, mientras las autoridades municipales encabezan la entrega simbólica de la plaza de armas de Huejotzingo, al general en jefe. En cambio, asegura un tanto ansiosa por comenzar a bailar, había mucho más respeto.

“Mi mamá nos decía, salen a gustar, no a embriagarse, para eso tienen todo el año para hacerlo, y ahortita que salgan a disfrutar, a bailar, porque nada más es una vez al año, entonces yo pienso que todo eso se ha perdido, las muchachas ya solo salen a tomar no a disfrutar, y creen que se ven muy bonitas con su cerveza haciendo desfiguros y eso también va denigrando nuestro carnaval”.

Guadalupe se alista para bailar. Ya no usa máscara. Hace dos años le dio Covid y después de eso, se dio cuenta que le costaba respirar al usarla. De paso descubrió que la vida pasa pronto y nada mejor que vivirla con su mosquetón al hombro y al ritmo de la música de banda.