Futuro incierto para los Juegos Olímpicos de Invierno por calentamiento global
Redacción Tribuna
Entre el calentamiento climático y las reticencias por los elevados costos, ¿existe un futuro para los Juegos Olímpicos de invierno? Consciente del reto, el COI sabe que deberá suavizar las exigencias si quiere conservar un vivero de potenciales anfitrionas para las próximas décadas.
El presente parece estar asegurado. El miércoles, la instancia olímpica eligió a los Alpes franceses como candidatura única para entablar un ‘diálogo específico’ —por delante de Suecia y Suiza– para la organización de los Juegos de 2030, mientras que la designación oficial tendrá lugar presumiblemente el año que viene.
Una carrera que ha contado con un candidato más que para los Juegos Olímpicos de invierno 2022, logrados por Pekín frente a Almaty (Kazajistán) y marcados por las faraónicas inversiones, una nieve 100% artificial y por la preocupación por el impacto medioambiental y por las críticas por la vulneración de derechos humanos. La edición de 2026 fue adjudicada a Milán-Cortina ante Estocolmo.
Pero si Suecia dio a conocer sus ambiciones para 2030 desde el pasado mes de febrero, con la capital como sede de los deportes de hielo y una sede para la nieve en Are, a más de 600 kilómetros, Francia y Suiza esperaron al pasado verano (boreal) para saltar a la pista, sin precisar sus proyectos hasta hace unas semanas, sin debate político ni consulta a la población.