
Sheinbaum en el G7: diplomacia entre promesas, cancelaciones y un mundo en llamas
Claudia Sheinbaum parece decidida a hacerse escuchar
En el telón de fondo de una cumbre tejida con promesas de cooperación, arengas por la paz y la cada vez más difusa esperanza del entendimiento entre naciones, Claudia Sheinbaum Pardo hizo su debut en el G7, no como espectadora sino como voz de un país que —aun sin pertenecer al exclusivo club de potencias— reclama protagonismo desde el Sur Global.
La presidenta mexicana llegó a Canadá el 16 de junio, rodeada de un séquito que reflejaba tanto el poder como la prudencia: Marcelo Ebrard, Édgar Amador y Juan Ramón de la Fuente. La esperaba una comunidad migrante exultante y una agenda rebosante de encuentros. Pero el esperado cara a cara con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue truncado por la geopolítica: Oriente Medio volvió a incendiar el tablero mundial.
Trump, cuya política exterior oscila entre el realismo brutal y la teatralidad estratégica, decidió abandonar la cumbre la noche del lunes, luego de una cena diplomática. Según su vocera, Karoline Leavitt, la decisión obedecía a la necesidad de monitorear de cerca el agravamiento del conflicto entre Irán e Israel. A los ojos del mundo, la ausencia del presidente estadounidense privaba a la reunión con Sheinbaum de un capítulo central.
El encuentro, previsto para el martes 17 de junio, tenía una carga simbólica: era el primer contacto entre ambos mandatarios en un contexto hostil, marcado por la amenaza de aranceles, redadas migratorias y propuestas de imponer impuestos a las remesas. Sin embargo, el gesto telefónico que Trump ofreció a Sheinbaum evitó que el desplante deviniera en desaire.
“Tuvimos una conversación muy buena”, declaró Sheinbaum.
Hablaron del conflicto en Medio Oriente, pero también coincidieron en trabajar conjuntamente “para llegar pronto a un acuerdo en diversos temas que hoy nos preocupan”. En el lenguaje de la diplomacia, pocas veces las palabras importan más que los silencios.
Mientras tanto, la presidenta mexicana siguió cultivando la agenda que la llevó al G7: diálogo con Narendra Modi sobre farmacéutica y tecnología; encuentro con Lula da Silva para estrechar vínculos comerciales; conversaciones con Lee Jae-myung de Corea del Sur; reuniones multilaterales con la Unión Europea, Alemania y Canadá.
La presencia de Sheinbaum en la plenaria —invitada por el primer ministro Mark Carney— fue la estampa de un país que se proyecta más allá de sus fronteras con un discurso de paz y desarrollo sustentable. Pero la paz, como siempre, sigue siendo un ideal tan necesario como inasible.
Al final del día, lo que queda de esta cumbre para México no es una foto con Trump, sino el posicionamiento estratégico de su presidenta. Una mujer que, entre la cordialidad y el temple, entre el fervor popular y los protocolos de Estado, ha sabido transitar su primera gran prueba en la arena internacional. Aunque el mundo arda, México no se calla. Y Claudia Sheinbaum parece decidida a hacerse escuchar.
Participo en la Cumbre del G7 en Canadá como representante de un pueblo digno y orgulloso que ama su historia, su cultura, y que se ha caracterizado por ser promotor de la paz. pic.twitter.com/N20NAlrkS1
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) June 17, 2025