
“Camina o muere”: la brutalidad de Stephen King vuelve a llegar al cine

Stephen King escribió The Long Walk antes incluso de publicar Carrie. Ahora, décadas más tarde, llega al cine bajo el título Camina o Muere, dirigida por JT Mollner. La premisa es sencilla y, al mismo tiempo, aterradora: en un Estados Unidos alternativo, devastado por una guerra y hundido en la miseria económica, el gobierno organiza una competencia para distraer a las masas y premiar al sobreviviente.
Cincuenta jóvenes —uno por cada estado— deben caminar sin detenerse, a un paso constante de cinco kilómetros por hora. No hay meta ni límite de tiempo. Solo queda en pie quien resista más. El resto, como en Hunger Games o El juego del calamar, paga con la vida.
El reparto reúne a varias de las promesas más interesantes de Hollywood: Cooper Hoffman (Licorice Pizza), David Jonsson (Alien: Romulus) y Charlie Plummer, quien funge como antagonista. Todos encarnan personajes con motivaciones distintas, pero unidos por un mismo destino cruel. Lo fascinante es que, pese a la violencia descarnada, logran transmitir una humanidad que conmueve al espectador.
El gran villano es The Major, interpretado por Mark Hamill. Él representa la autoridad que disfruta del sufrimiento ajeno y encarna al poder sin empatía, un reflejo incómodo de las estructuras autoritarias que conocemos en la vida real.
La película combina escenas violentas y brutales con dilemas psicológicos y momentos de fraternidad inesperada. Más allá de entretener, Camina o Muere funciona como una metáfora de la injusticia social y la lucha por sobrevivir en un mundo que no ofrece garantías. King no se anda con rodeos: la vida es dura, no siempre justa y, en ocasiones, insoportablemente cruel.
Una cinta incómoda, violenta y, sin embargo, profundamente conmovedora.