
Tribuna Deportes

La Jornada 11 dejó un relato inusual en Puebla. El enfrentamiento entre La Franja y las Chivas no solo enfrentó a dos equipos en busca de puntos, sino que también tuvo que lidiar con el clima y la paciencia de todos. Después de la fuerte tormenta eléctrica que forzó la suspensión del partido la noche anterior, el balón finalmente comenzó a rodar este sábado en un Estadio Cuauhtémoc que seguía húmedo y resbaladizo… y Guadalajara demostró estar mejor equipado para afrontar el terreno fangoso.
Desde el sonido del silbato inicial, el Rebaño Sagrado tomó control del transcurso del juego. Solo transcurrieron seis minutos cuando un mal despeje de la defensa poblana permitió que el balón llegara a los pies de Bryan González, quien no erró y lo envió a la red con un potente disparo. Este gol temprano dejó aturdido al conjunto local, que aún intentaba adaptarse al terreno anegado.
La ventaja para el equipo rojiblanco se amplió poco después, cuando Omar Govea sorprendió a todos con un tiro potente desde fuera del área. El balón rebotó de manera inesperada antes de alcanzarlo el arquero y se metió para el 0-2. Puebla alegó que tuvo mala suerte; Chivas celebró su efectividad.
El drama se instauró minutos después debido a una controvertida decisión arbitral: Santiago Sandoval recibió una tarjeta roja inicialmente por una entrada fuerte, pero tras la revisión del VAR, esa tarjeta fue anulada y se quedó solo con una amarilla. Una decisión que finalmente favoreció a Guadalajara, que mantuvo la ventaja tanto numérica como emocional.
Puebla trató de recuperarse en la segunda mitad. Con más determinación que claridad, se acercaron con disparos lejanos de Carlos Baltazar y envíos al área buscando opciones. Sin embargo, la defensa de Chivas estaba bien organizada, cerrando espacios y obligando al oponente a recurrir al pelotazo desesperado.
El tiempo fue transcurriendo entre los intentos poco efectivos de La Franja y una gestión inteligente del juego por parte del Rebaño. Los cambios de Fernando Gago introdujeron energía renovada para mantener el dominio del campo y controlar cualquier amenaza.