InternacionalPolítica

Nayib Bukele contra el lenguaje inclusivo: un dictador jugando a la RAE

3 octubre, 2025 1:17 pm

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció la prohibición del lenguaje inclusivo en todos los centros educativos públicos del país. La medida, comunicada con tono marcial y difundida por su ministra de Educación, la militar Karla Trigueros, prohíbe expresiones como amigue, niñe, compañere, nosotrxs o el clásico desdoblamiento de género todos y todas. La orden, de carácter obligatorio, pretende “garantizar el buen uso del idioma” y blindar a los estudiantes de lo que Bukele considera “influencias ideológicas externas”.

Conviene detenerse. El lenguaje no lo inventan ni los presidentes ni los ministros. El lenguaje es un invento humano y, como tal, cambia todo el tiempo. Nadie habla hoy como en el Siglo de Oro, y mucho menos como en tiempos de Cervantes. Las lenguas se transforman porque las sociedades se transforman. Se incorporan palabras de la tecnología (whatsapp, googlear), de la cultura (selfie), y sí, también de los movimientos sociales. El español que hablamos hoy en México, Argentina o España tiene tantas variaciones que sería absurdo pensar que una autoridad central dicta cómo debemos expresarnos. Ni siquiera la Real Academia Española tiene la última palabra: puede recomendar, puede registrar, pero el uso lo define la gente en la calle.

Lo que está haciendo Bukele no es defender el idioma, sino usar el idioma como un instrumento de control político. Al prohibir el lenguaje inclusivo, manda el mensaje de que no está dispuesto a tolerar expresiones que cuestionen la visión tradicional de género, mucho menos aquellas que dan visibilidad a las personas LGBT+. Es una censura disfrazada de purismo lingüístico.

Bukele ya había impuesto reglas autoritarias en el ámbito escolar: exigir cortes de cabello “adecuados”, uniformes impecables y reverencias a los maestros. Medidas que recuerdan más a un cuartel que a un aula. Ahora suma la prohibición del lenguaje inclusivo como parte de una estrategia que vende como “disciplina y orden”, pero que en realidad responde a su obsesión por controlar todos los aspectos de la vida pública.

Es importante subrayarlo: Bukele no es un reformador simpático que moderniza la política. Bukele es un dictador. Un hombre que concentra poder, elimina contrapesos, y que ahora pretende decirles a millones de salvadoreños cómo deben hablar. Y el problema de fondo no es si uno usa “todos”, “todas” o “todes”. El problema es que un gobierno decida, por decreto, qué palabras están permitidas y cuáles no. Ya que recordemos, lo que no se menciona, no existe.

La historia demuestra que el idioma cambia con o sin permiso de las élites. Nadie logró prohibir el voseo en América Latina; tampoco se pudo detener la llegada de anglicismos. En ese sentido, lo más probable es que, por mucho que Bukele lo prohíba, el lenguaje inclusivo seguirá circulando entre jóvenes y colectivos que encuentran en él una herramienta para reconocerse.

En última instancia, la medida revela lo que es Nayib Bukele: un gobernante autoritario que juega a la Real Academia, convencido de que puede domesticar hasta la manera en que la gente se nombra a sí misma.





Relacionados

Back to top button