
BUAP desarrolla biofertilizante para una agricultura sustentable
Redacción Tribuna
En la búsqueda de soluciones tecnológicas para promover una agricultura sustentable, un grupo multidisciplinario de la BUAP diseñó un inoculante de segunda generación llamado Inocrep, que incrementa hasta seis veces los rendimientos de cultivos como jitomate, maíz, frijol, papa y flores de ornato. Además, ayuda a las plantas a resistir la sequía y la salinidad del suelo, reduciendo hasta en 50 por ciento el uso de fertilizantes químicos.
En el proyecto participan los investigadores Yolanda Elizabeth Morales García, de la Facultad de Ciencias Biológicas; y del Instituto de Ciencias, Jesús Muñoz Rojas, Antonino Báez Rogelio y Ana Line García Torres, especialistas en inoculantes microbianos de segunda generación, biotecnología microbiana, escalamiento de proyectos y certificación de laboratorios, respectivamente.
La investigación contiene seis especies de bacterias benéficas que coexisten entre sí: Azospirillum brasilense Sp7, Burkholderia unamae MTl 641, Pseudomonas putida KT2440, Sphingomonas sp. OF 178, Gluconoacetobacter diazotrophicus PAl 5 y Bradyrhizobium sp. MS22. Estas se adhieren de forma natural a las semillas, colonizan en números elevados, eliminan patógenos y respetan a las bacterias benéficas presentes en la naturaleza.
En cuanto a su costo, la tecnología también es competitiva: una dosis de 300 mililitros puede utilizarse para una hectárea de cultivo.
“A nivel mundial no existe una patente con estas características, porque además de aumentar el rendimiento del fruto, remueve sustancias dañinas para la salud y actúa a pesar de la limitación de agua”, destacó la doctora Yolanda Elizabeth Morales.
En los primeros experimentos con maíz criollo, una muestra inoculada de siete mazorcas tuvo un peso de 1.2 kilos, mientras que la no inoculada alcanzó solo 0.47 kilos. En cultivos extensivos se obtuvieron 17 toneladas por hectárea, frente a las cuatro que se producían antes, informó el doctor Jesús Muñoz Rojas.
A un paso de su comercialización
La etapa inicial de Inocrep comenzó en 2008, con la tesis doctoral de Morales García. Para determinar la compatibilidad entre las bacterias benéficas se analizaron 120 cepas de 18 géneros, hasta seleccionar las seis adecuadas. Con este hallazgo se tramitó la patente en 2013 y fue otorgada en 2016 por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), en un tiempo récord para el área de Biotecnología. A nivel mundial, esta es la única patente en inoculantes de segunda generación desarrollada en la BUAP.
Posteriormente, el doctor Antonino Báez encabezó la producción industrial, con la adquisición de dos biorreactores de 150 litros cada uno, la instalación de una planta piloto y la creación de la spin-off “MicroBST Yoliza” para su comercialización. Su factibilidad se comprobó en cultivos de Morelia, Chihuahua, Hidalgo, Oaxaca, Guerrero y Chiapas.
Para avanzar en la comercialización de Inocrep, la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación otorgó financiamiento destinado a la licencia sanitaria y el registro ante la Cofepris. En la fase final, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural validará su efectividad e inocuidad, verificando la concentración de bacterias y su impacto en el crecimiento vegetal.
El doctor Antonino Báez explicó que desde hace dos años se implementó un sistema de gestión de calidad, con documentación y procedimientos normados.
Por su parte, la maestra Ana Line García Torres detalló:
“Hemos trabajado en un sistema de gestión de calidad basado en las normas ISO 9000 e ISO 17025, para cumplir con los registros de manufactura y mantener la misma eficiencia en cada etapa del proceso, conforme a la Ley de Sanidad Vegetal y su reglamento”.
Asimismo, se han realizado pruebas de irritabilidad, toxicidad y composición. Para garantizar la inocuidad del producto, se establecerán protocolos de manufactura, calidad y seguridad, agregó García Torres, auditora de la Entidad Mexicana de Acreditación.