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Expectativa máxima en Washington: México espera sus rivales rumbo al Mundial 2026

5 diciembre, 2025 11:52 am

Redacción

La mañana del 5 de diciembre de 2025 amaneció con el inevitable cosquilleo mundialista. En Washington D.C., el imponente Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas recibió a presidentes, estrellas del entretenimiento, leyendas futbolísticas y directivos de la FIFA listos para convertir un sorteo en un espectáculo diplomático-deportivo de primer nivel. México, anfitrión del Mundial 2026 junto con Estados Unidos y Canadá, llegó a la cita como cabeza de serie, ubicado en el Grupo A con la posición A1 reservada desde hace meses. Lo único que faltaba era conocer el camino que enfrentará en su Mundial.

La jornada comenzó desde temprano, con transmisiones en vivo, alfombra roja, entrevistas y un aire de certidumbre mezclado con ansiedad. A las 8:00 de la mañana, hora de la Ciudad de México, muchos aficionados ya estaban pegados a la pantalla esperando el minuto a minuto. Y es que esta Copa del Mundo, la primera con 48 selecciones, no solo amplía el número de equipos, sino también la complejidad del sorteo.

Uno de los datos más relevantes, explicado desde las primeras horas, fue la regla de que ningún grupo puede tener dos selecciones de la misma confederación —salvo UEFA, que tiene representación abundante—. Además, las bolas de México, Estados Unidos y Canadá tendrían un color especial para dejarlas ancladas en los grupos A, B y D, respectivamente. Para México, la bola verde. Para la afición, un símbolo.

A partir de las 9:00 llegaron las primeras declaraciones de la mañana. Javier Aguirre, técnico del Tri, hizo gala de confianza: no teme a nadie. Dijo que ha dirigido contra selecciones de todos los continentes y que el enfoque de su equipo será privilegiar el conjunto por encima de las individualidades. “El rival que toque, tocará”, resumió el Vasco. A su lado, Mikel Arriola adelantaba que todavía buscan cerrar más partidos de preparación. Sensación de pragmatismo y serenidad.

Unos metros más lejos, Hugo Sánchez se mostraba menos optimista. Para el Pentapichichi, aunque es emocionante que México vuelva a ser sede, no ve al equipo tricolor con la fuerza suficiente para aspirar a algo grande. Posición clásica, quizá, pero siempre atendible por su trayectoria.

A las 10:00 el ambiente se volvió más festivo. Infantino apareció acompañado de Jorge Campos, quien, fiel a su estilo, soltó su deseo de que México tenga un grupo difícil. Según el Inmortal, el Tri juega mejor cuando está contra la pared. Hay quien lo considera una superstición. Campos lo considera una ley natural del futbol mexicano.

Conforme avanzó la alfombra roja, desfilaron entrenadores, exfutbolistas, dirigentes, artistas y hasta mascotas del Mundial. Roberto Carlos compartió su expectativa de que Brasil pueda jugar en México y elogió el cambio de mentalidad del equipo tricolor. Luis de la Fuente, técnico de España, puso paños fríos al tema de los “favoritos”, recordando que esa etiqueta no sirve de mucho cuando empieza a rodar la pelota.

A las 10:46 llegó un momento llamativo: Donald Trump —sí, otra vez en el centro del escenario internacional— posó con Gianni Infantino y aseguró que Estados Unidos está listo para “romper todos los récords” de los Mundiales junto con México y Canadá. Un mensaje tan pomposo como habitual en él. Minutos después, el propio presidente estadounidense apareció acompañando a Trump, confirmado que este sorteo tenía un peso político notable.

Cerca de las 10:55 se anunciaba que las leyendas del futbol ya estaban entrando al auditorio. Entre ellas, Ronaldo, Robbie Williams y otros nombres ilustres. El sorteo estaba por iniciar. La tensión también.

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A las 11:00 exactas arrancó el evento con Andrea Bocelli interpretando “Nessun dorma”. Un lujo operístico que convirtió lo que tradicionalmente es un trámite administrativo en un espectáculo global. Tras la ovación, desfilaron Heidi Klum y Kevin Hart para conducir la ceremonia, en una mezcla peculiar pero funcional entre glamour y comedia.

Por ahí apareció también Jaime Camil. En un Mundial organizado por tres países norteamericanos, las figuras del entretenimiento tenían espacio garantizado en la narrativa del día.

A las 11:10 arrancó un video que presentó el Mundial 2026, seguido de un recorrido emotivo por escenas icónicas: el gol de Iniesta, las celebraciones brasileñas, momentos en los que todos recordamos por qué este deporte mueve multitudes. A las 11:12, Gianni Infantino tomó el escenario y dio el discurso protocolario: optimismo, globalidad, unión. A las 11:15, el presidente de la FIFA agradeció a Donald Trump, a Claudia Sheinbaum y a Justin Trudeau. Un ejercicio de diplomacia futbolera en varios idiomas.

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Aunque el sorteo aún no se había revelado al momento descrito en la narración, lo cierto es que México ya sabía algo muy importante: no enfrentará a 14 selecciones, entre ellas Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Francia, España, Inglaterra, Alemania y Portugal. O sea: los gigantes están descartados para la fase de grupos… al menos en el bombo 1.

Los posibles rivales para el partido inaugural serían selecciones del bombo 3: Noruega, Egipto, Argelia, Escocia, Paraguay, Túnez, Costa de Marfil, Uzbekistán, Catar, Arabia Saudita y Sudáfrica. En el segundo partido llegaría un rival del bombo 2: Croacia, Marruecos, Japón, Uruguay, Colombia, Suiza, Irán, Corea del Sur, Ecuador, Austria o Australia. Finalmente, para el tercer encuentro, el rival saldría del bombo 4, donde figuran selecciones como Ghana, Cabo Verde, Nueva Zelanda o los clasificados del repechaje europeo.

En redes sociales circulaban hipótesis, pronósticos y hasta memes. El nuestro —según se planteó en la cobertura minuto a minuto— era que México podría quedar con Túnez, Uruguay e Italia, esta última llegando desde el repechaje europeo. Un grupo exigente, pero no imposible. ¿Grupo de la muerte? Depende de a quién se le pregunte. Para algunos, enfrentarse a rivales muy fuertes es suicida; para otros, como Campos, una oportunidad.

Mientras esperaban el inicio de la extracción de bolas, los conductores recordaron que esta edición será la primera con tres países anfitriones en un formato ampliado. Una Copa del Mundo que quiere romper récords: asistencia, audiencia, ingresos. La FIFA sueña en grande. También las federaciones. Y sí, también los políticos que buscan colocarse en el marco de un evento global.

Claudia Sheinbaum llegó puntualmente a las 11:00, como marcaba el protocolo para los líderes de los países sede. Su presencia refleja que para México este Mundial es más que deporte: es diplomacia, turismo, infraestructura y proyección internacional. Como en 1970 o 1986, el futbol sirve para contarle al mundo una historia sobre México, aunque esta vez será en convivencia con dos socios estratégicos.

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Este sorteo, aún sin concluir en la parte deportiva dentro del relato proporcionado, ya deja varias certezas: México es cabeza de serie, debutará el 11 de junio de 2026 en el Estadio Azteca y tendrá el apoyo de millones de aficionados dispuestos a convertir la Ciudad de México en un epicentro mundialista.

Los rivales, en realidad, son lo de menos. La verdadera pregunta es si el Tri estará preparado para algo más que “cumplir”. Javier Aguirre conoce bien el futbol de selecciones, pero la presión será inmensa. El público mexicano no tendrá paciencia para excusas. No en casa. No en el Mundial más grande de la historia.

La suerte decidirá los nombres. Pero el desempeño lo decidirán los jugadores.





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