
BUAP y la apuesta por la ciencia como política institucional
Redacción
En tiempos donde el discurso público suele reducir la ciencia a una consigna decorativa, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ofrece un dato duro que merece atención: la investigación como eje real de su proyecto académico. Así lo dejó claro la rectora Lilia Cedillo Ramírez al encabezar el informe anual del Consejo de Investigación y Estudios de Posgrado, presentado por el vicerrector Ygnacio Martínez Laguna.
El mensaje es contundente: la investigación con impacto social no es un accesorio, sino uno de los rasgos distintivos de la BUAP. Y los números respaldan esa afirmación. La institución cuenta ya con mil 001 integrantes del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, una cifra que no sólo habla de prestigio académico, sino de constancia, evaluación y resultados en un entorno cada vez más competitivo.
Cedillo Ramírez subrayó que el desarrollo científico y tecnológico implica un esfuerzo sostenido, muchas veces silencioso, pero esencial para el reconocimiento institucional. Mirando hacia 2026, reconoció que el panorama está lleno de retos, aunque expresó confianza en que el trabajo colaborativo y el manejo transparente de los recursos permitirán consolidar proyectos estratégicos: desde la formación de recursos humanos de alto nivel hasta la promoción de vocaciones científicas y la divulgación del conocimiento.
Por su parte, Martínez Laguna delineó una agenda clara para el próximo año: revisiones curriculares, evaluación de funciones sustantivas y nuevas propuestas que alimenten el Plan de Desarrollo Institucional. A ello se suma la revisión de los proyectos VIEP y el fortalecimiento de los programas de posgrado, con la aprobación reciente de tres doctorados y una maestría.
El informe también reveló avances en vinculación con sectores productivos y gubernamentales, internacionalización, estancias académicas en el extranjero y un dato que no pasa desapercibido: 38 patentes aprobadas en el último año y 30 solicitudes más ingresadas en 2025.
En un país donde la ciencia suele ir a contracorriente, la BUAP insiste en convertirla en política institucional sostenida, no en discurso coyuntural.




