
Dorismar victima de negligencia médica tras cirugía estética fallida
Redacción
El nombre de Dorismar volvió a circular con fuerza, pero no por un nuevo proyecto televisivo ni por su presencia en grandes eventos deportivos. Esta vez, la conversación gira en torno a un episodio delicado que combina cirugía estética, fama y presunta mala praxis. La modelo argentina, ampliamente recordada por su paso por Televisa y por coberturas de Mundiales de futbol y Juegos Olímpicos, enfrenta hoy las consecuencias físicas y emocionales de una rinoplastia que, según diversos testimonios, salió mal.
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De acuerdo con información difundida por la revista TVNotas, Dora Noemí Kerchen —nombre real de la modelo, hoy de 50 años— habría quedado con el rostro desfigurado tras someterse a una cirugía de nariz realizada por el doctor José Achar. El procedimiento formaba parte de un acuerdo profesional: Dorismar sería imagen e influencer de la clínica del cirujano. La relación, sin embargo, terminó derivando en un conflicto médico, legal y personal.
El relato apunta a que la primera intervención, realizada en 2023, buscaba un ajuste menor en el tabique nasal. Nada radical. El resultado fue el opuesto. Según una fuente citada por la revista, el cartílago que debía dar soporte “desapareció”, provocando un hundimiento visible y una alteración severa de la forma original de la nariz. Lejos de corregirse, el problema se profundizó.
La segunda cirugía llegó acompañada de una promesa de reparación. Aquí surge uno de los señalamientos más delicados: la colocación de un implante que Dorismar no habría autorizado. Su cuerpo rechazó el material, se presentó una infección y, siempre según la versión publicada, el médico minimizó los síntomas. La nariz no solo perdió proporción, sino también funcionalidad.
En 2024 vino la tercera intervención. El resultado, de acuerdo con el testimonio, fue el colapso definitivo de la estructura nasal. La retracción, las cicatrices visibles y la dificultad para respirar marcaron un punto de quiebre. Ya no se trataba únicamente de una cuestión estética, sino de salud.
El caso no es aislado. TVNotas recuerda que otras figuras públicas, como “La Bebeshita” y el fallecido Daniel Urquiza, también señalaron al mismo médico por presunta mala praxis. El patrón, de confirmarse, abriría una discusión más amplia sobre los controles, la ética profesional y la vulnerabilidad de los personajes públicos ante este tipo de procedimientos.
Las consecuencias para Dorismar han sido profundas. Más allá de la demanda legal en curso, el daño psicológico aparece como una de las secuelas más severas. La pérdida de autoestima, la necesidad de terapia y la imposibilidad de trabajar han impactado directamente en su carrera. En un medio donde la imagen sigue siendo moneda de cambio, una cirugía fallida puede significar el silencio profesional.
Recientemente, la propia Dorismar informó en redes sociales que viajó a Colombia para someterse a una nueva intervención reconstructiva. Busca recuperar no solo su rostro, sino también una parte de su vida pública. Su caso deja una pregunta incómoda: ¿quién responde cuando la promesa de perfección termina en daño?







