Curiosidades

Piñatas: colores, golpes y una historia centenaria

22 diciembre, 2025 8:15 am
Redacción Tribuna Noticias

No hay posada sin piñata. Puede estar forrada de papel brillante, colgada en el patio o en la sala, girando entre risas y canciones. Antes de romperse, la piñata ya cumplió su función: reunir a todos alrededor de un mismo momento.

Aunque hoy las asociamos casi de forma automática con la Navidad, las piñatas tienen una historia que va mucho más allá del papel de colores. Sus orígenes se remontan a Asia, donde se elaboraban figuras de barro cubiertas con papel y semillas en su interior, usadas en celebraciones agrícolas. Con el tiempo, esta tradición llegó a Europa y, posteriormente, a América.

Fue en la Nueva España donde la piñata adquirió el significado que hoy conocemos. Los frailes agustinos la utilizaron como una herramienta de evangelización durante las posadas, dándole un sentido simbólico que aún permanece, aunque muchos ya no lo recuerden.

La piñata tradicional tiene forma de estrella de siete picos. Cada uno representa uno de los siete pecados capitales. Los colores llamativos simbolizan las tentaciones del mundo, mientras que el palo con el que se golpea representa la fuerza de la fe. Los ojos vendados aluden a la creencia y la confianza, y los dulces, frutas o regalos que caen al romperla simbolizan las recompensas por vencer el mal.

Con el paso de los años, el significado religioso se fue diluyendo, pero la tradición permaneció. Hoy las piñatas adoptan todo tipo de formas y personajes, y aunque pocos piensan en los siete pecados al momento de romperlas, el ritual sigue teniendo algo profundamente colectivo.

La piñata marca el instante en que la fiesta se vuelve ruido, carrera y emoción. Es el momento en que chicos y grandes olvidan la compostura y se lanzan al suelo por un dulce, entre risas y empujones suaves. No importa quién rompe la piñata, sino lo que ocurre después.

Tal vez ahí radica su verdadero significado actual: compartir, soltar, reírse del caos y aceptar que la alegría, como los dulces, no cae de uno en uno, sino de golpe y para todos.

Porque en cada piñata que se rompe, más que papel y barro, se quiebra el silencio y se reafirma la fiesta.





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