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De lo ridículo a lo entrañable: la historia de los ugly sweaters navideños

23 diciembre, 2025 10:43 pm
Redacción

Lo que hoy provoca risas, concursos y fotografías en redes sociales, alguna vez fue una prenda usada con total seriedad. Los llamados ugly sweaters —suéteres navideños recargados, coloridos y, para muchos, de dudoso gusto— tienen una historia que mezcla tradición, ironía y cultura popular.

Su origen se remonta a mediados del siglo XX, cuando los suéteres tejidos con motivos invernales comenzaron a popularizarse en Europa y Estados Unidos como regalos prácticos para enfrentar el frío. Árboles de Navidad, renos, copos de nieve y figuras geométricas eran símbolos comunes, tejidos a mano y pensados como prendas cálidas más que estéticas.

Fue durante las décadas de los años 80 y 90 cuando estos suéteres alcanzaron su punto más extravagante. Colores brillantes, aplicaciones, lentejuelas y diseños saturados se convirtieron en una tendencia aceptada, especialmente en reuniones familiares y programas de televisión de la época.

Con el cambio de siglo, la percepción dio un giro. Lo que antes se usaba sin cuestionamientos comenzó a verse como exagerado o anticuado. Sin embargo, lejos de desaparecer, los ugly sweaters fueron resignificados. A partir de los años 2000, la cultura pop los adoptó desde el humor y la nostalgia, impulsada por películas, series y celebridades.

Así nacieron las fiestas y concursos de ugly sweaters, donde ganar no depende del buen gusto, sino de lo excesivo, lo kitsch y lo creativo. Marcas de moda, diseñadores y tiendas comerciales se sumaron a la tendencia, produciendo versiones cada vez más llamativas y deliberadamente “feas”.

En México, esta tradición ha sido adoptada principalmente en contextos laborales, reuniones entre amigos y eventos escolares, mezclándose con la cultura navideña local y convirtiéndose en un símbolo de convivencia relajada.

Hoy, los ugly sweaters representan algo más que una broma visual: son una forma de celebrar la Navidad sin solemnidad, de reírse de lo exagerado y de convertir la imperfección en tradición. Porque en diciembre, incluso lo feo puede volverse entrañable.





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