Armenta, primer año en Puebla: alta aprobación y enorme visibilidad
Redacción
Puebla vive un momento político peculiar: reconocimiento casi unánime, aprobación mayoritaria y una conversación pública que gira más en torno a la gestión que al ruido. Según la encuesta más reciente de Enkoll, el gobernador Alejandro Armenta cerró su primer año con una combinación poderosa para cualquier mandatario: visibilidad alta y respaldo ciudadano sólido.
Los datos son contundentes. El 91% de las y los poblanos afirmó conocer o haber escuchado hablar del gobernador; sólo un 9% dijo no identificarlo. En política, existir es la primera batalla, y Armenta parece haberla ganado sin titubeos. Pero el conocimiento no siempre garantiza simpatía. Aquí sí: 62% calificó su gestión como buena o muy buena, 35% la consideró mala o muy mala y un marginal 3% la ubicó como regular. La evaluación se polariza, sí, pero con un saldo positivo claro.
En la aprobación del trabajo, 60% respalda su desempeño: 8% lo aprueba mucho y 52% lo aprueba. Del otro lado, 35% expresó desaprobación (29% “desaprueba” y 6% “desaprueba mucho”), mientras que 5% no respondió. No es una luna de miel total, pero sí una mayoría cómoda que supera el desgaste habitual del primer año.
Un apartado interesante es la percepción de su relación con la presidenta Claudia Sheinbaum. 53% la ve cercana (22% “muy cercana” y 31% “algo cercana”), 35% la percibe lejana (27% “poco” y 8% “nada cercana”) y 12% no opinó. El saldo de cercanía es positivo por 18 puntos, un dato que confirma que el federalismo político también se mide en percepciones, no sólo en reuniones oficiales.
En atributos personales, 62% considera a Armenta un gobernador trabajador y 56% lo ve preparado para el cargo. En contraste, 30% y 38% opinan lo contrario, respectivamente. De nuevo, mayorías que avalan, minorías que cuestionan y un debate que parece anclado más en hechos que en consignas.
El mensaje es claro: Armenta logró instalarse en el imaginario poblano con una narrativa de gestión, capacidad y trabajo. El desafío ahora no es ser conocido, sino sostener —en resultados— la aprobación que hoy lo acompaña. Porque en Puebla, por ahora, el gobernador no sólo existe: cuenta. Y eso, en política, no es poca cosa.







