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Actores, locutores y Sheinbaum contra la IA

“La IA no se alimenta sola”

14 julio, 2025 1:57 pm

¡Vaya! A la inteligencia artificial se le ocurrió que podía clonar voces humanas sin pedir permiso. Y no cualquier voz: la de Pepe Lavat, el mismísimo narrador de Dragon Ball, Gandalf, Magneto, Indiana Jones… o básicamente, el Morgan Freeman mexicano. ¿Y quién la usó? Pues nada más y nada menos que el INE, en un video cutre de TikTok. Resultado: una indignación monumental del gremio actoral. Y con toda la razón.

Este domingo, el Monumento a la Revolución fue invadido por una auténtica liga de la justicia vocal: locutores, actores de doblaje, músicos y técnicos, todos con pancartas tipo “Doblaje hecho por humanos” y “Queremos tecnología con ética y derechos”. La consigna principal: “La IA no se alimenta sola”. Porque claro, esos modelos no se entrenan con aire, se alimentan del trabajo de gente viva (y muerta) que no dio su bendición para convertirse en robots de oficina.

Claudia Sheinbaum, admitió este lunes que el reclamo es legítimo. “Tienen razón”, dijo, y anunció que su gobierno buscará proteger legalmente el trabajo de estos profesionales.

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Pero la realidad es que los actores no están peleando contra la tecnología. Están peleando contra el uso sinvergüenza que hacen de ella algunos despachos de marketing con más presupuesto que moral. “Donde antes cobrabas 10, ahora te ofrecen dos. Y si no aceptas, lo hacen con IA”, contó Yotzmit Ramírez, voz de Pepper Potts. Eso no es innovación, es explotación disfrazada de modernidad.

Peor aún: la familia de Pepe Lavat pidió explicaciones al INE por el uso de su voz y la respuesta fue digna de un sketch de Monty Python: “Pues, demande”. Clase mundial, ¿eh?

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El actor León Michel lo resumió así: “La IA no se alimenta sola. Se nutre de lo que tú y yo hicimos. Si van a usarlo, que lo paguen como si lo hubiéramos hecho nosotros”. Y es que en este futuro donde todo puede ser clonado, alguien tiene que ponerle un alto al robo disfrazado de “avance”.

Porque si no cuidamos las voces que nos contaron las historias de nuestra infancia, mañana serán nuestras caras, nuestras ideas… y quién sabe, quizás hasta nuestros chistes. Y eso sí que no.





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