

Una cámara de seguridad, un reclamo por una devolución y un político con escoltas. La mezcla perfecta para lo que se ha convertido en un escándalo en Puebla. El protagonista: Iván Camacho Romero, presidente municipal de Cuyoaco y militante del PRI. El escenario: una tienda de ropa en el exclusivo centro comercial Angelópolis. El resultado: un altercado que levanta serias preguntas sobre el uso del poder público con fines personales.
Cómo cuándo eres un mortal cualquiera, pero por el simple hecho de ser presidente municipal de Cuyoaco, Puebla; crees que puedes humillar, amedrentar con tus guarros
Iván Camacho y la esposa, dando clases de prepotencia en Angelópolis
Nacos de porquería 👉🏻💩 pic.twitter.com/p5HpMJiYaP
— Clau Marenco ☕🐶🐾🖤 (@stevee_maren2) July 28, 2025
De acuerdo con varios videos difundidos por el periodista Carlos Martín Huerta, Camacho y su pareja discutieron con el personal de una tienda tras la negativa a aceptar la devolución de unos artículos. Lo preocupante no es el reclamo —que cualquiera puede tener—, sino lo que siguió: amenazas como “no saben con quién se meten”, escoltas con actitud intimidante y un edil que, según testigos, amagó con “levantar” a los empleados.
A estas alturas, ni el presidente municipal ni el Ayuntamiento han dado la cara. En contraste, la dirigencia estatal del PRI intentó un control de daños: Delfina Pozos, su secretaria general, aseguró que Camacho tiene “calidad moral” y que si sus escoltas se excedieron, deben ser sancionados.
🙄 No bueno!!! La hipocresía
La secretaria general del #PRI Delfina Pozos Vergara defendió al edil de #Cuyuaco Iván Camacho al asegurar que él no fue el prepotente, sino sus guaruras los que actuaron de forma violenta en la tienda de Angelópolis a la que acudió el fin de semana… pic.twitter.com/c8LgzhsxaN
— Martha Berra (@MarthaIBerraA) July 28, 2025
Pero esto va más allá de un berrinche en un centro comercial. Es una muestra de cómo algunos servidores públicos siguen confundiendo el cargo con el poder personal. ¿Es válido utilizar escoltas para intimidar en una tienda? ¿Y si no hubieran cámaras?
El gobernador Alejandro Armenta fue tajante: “No somos monarcas”. Tiene razón. Ojalá esa frase no se quede en el aire y marque un precedente. Porque, en una democracia, el poder se debe ejercer con responsabilidad, no con amenazas ni escoltas que amedrentan vendedores.