Apología del delito como “decoración” en temporada de muertos
Daniel Jácome
Puebla, Pue.— A finales de octubre y principios de noviembre, se llevan a cabo festividades como el Halloween o el Día de Muertos, que traen consigo, múltiples formas de decoración que son alusivas al terror ficticio e incluso, a adornos con personajes de la cultura popular, sin embargo, en los últimos años se ha registrado un fenómeno muy particular en México: “decorar” viviendas, negocios o automóviles con falsos cuerpos humanos.
Adornos que simulan cuerpos embolsados son colocados con motivo de Halloween en un establecimiento de la Avenida Juárez. 🧟♂️#CódigoRojo 🚨 pic.twitter.com/kJJz29NT28
— Código Rojo 💀 (@codigorojopue) October 6, 2021
Desde que en el país se desató una oleada de violencia desde el año 2006, en la que el Gobierno Federal le declaró una supuesta guerra al narcotráfico, los mexicanos han ido normalizando actos terribles de crueldad que los miembros del crimen organizado utilizan para imponer sus condiciones e intimidar a sus enemigos.
Antes del referido año, las noticias e imágenes sobre cuerpos embolsados, desmembrados y pancartas con mensajes amenazantes, eran una novedad y hasta motivo de asombro y miedo, situación que en la actualidad es nota diaria y que ya a nadie sorprende en México.
En el marco de dicha normalización, algunos mexicanos, con el humor negro y ácido que los caracteriza, han hecho de dichas expresiones de violencia, un pretexto para «decorar» sus viviendas o vehículos, e incluso, establecimientos comerciales, con falsos cuerpos embolsados y desmembrados, durante las fechas mencionadas.
Es innegable que, pese a lo que se pueda argumentar en defensa de dichos «adornos», se está cayendo en una apología del delito.
Entiéndase apología como un discurso o expresión en justificación, defensa o alabanza de personas, cosas, prácticas o conceptos.
Dicho así, poner un falso cuerpo embolsado y colgarlo a un árbol, o adornar un vehículo con un brazo afuera de la cajuela, no debería ser visto como algo divertido, al contrario, debe ser un acto repudiado por la sociedad que día a día vive con miedo a la inseguridad que acecha al país, y que lo que menos necesita, es que la violencia se normalice aún más y que hasta sea reconocida como algo a lo que se puede aspirar.
Al respecto, en México la apología del delito sí está penada, y el argumento jurídico se encuentra en el artículo 208 del Código Penal Federal, que indica que:
“Al que provoque públicamente a cometer un delito, o haga la apología de este o de algún vicio, se le aplicarán de diez a ciento ochenta jornadas de trabajo en favor de la comunidad, si el delito no se ejecute; en caso contrario se aplicará al provocador la sanción que le corresponda por su participación en el delito”.
La pena que se contempla no ha funcionado para detener la colocación de las referidas «decoraciones», por lo que lejos de buscar una política represiva, lo más conveniente sería que la misma sociedad sea la que se reeduque, y tome conciencia de las consecuencias que tienen en los menores el contemplar esas imágenes y relacionarlas con una situación graciosa y divertida.
Es necesario dejar de normalizar la violencia, o cuando menos, ya no hacerla parecer agradable y digna de celebrarse; el cambio está en la educación y en los valores inculcados desde el hogar.