Puebla, Pue.- Este sentimiento puede ser descrito como una ausencia de evolución en la experimentación de emociones. Nos vemos incapacitados para cambiar de una emoción a otra, manteniéndonos en un estado de apatía constante. Si sufrimos este trastorno, tendremos prohibido al paso a las sensaciones más intensas que provocan sentimientos como la euforia, por ejemplo.
La consecuencia directa es que nos encontramos viviendo un día a día en el que la monotonía, interna y mental, se apodera de nuestras vidas.
Toda emoción del mundo exterior queda lejos de nuestro alcance. Experimentamos este estancamiento cuando nos vemos envueltos en trastornos depresivos. La depresión va a menudo ligada a un estancamiento en el sentir emocional. Cuando estamos muy tristes, a menudo podemos notar incapacidad para experimentar emociones intensas.
En este punto debemos mencionar la anhedonia o incapacidad para sentir euforia o sensaciones placenteras. La abulia, o falta de iniciativa y motivación, es también muy típica en los procesos depresivos. Para poder combatirlo, en primer lugar debes reforzar tu autoconocimiento ya que con él tendremos claro lo que queremos, y hacia dónde vamos.
Es necesario aprender a escucharnos y saber con ello lo que nuestro cuerpo pide y con ello comprender de donde vienen nuestras emociones. Aprende a disfrutar el proceso de estar estancado; esto refiere que puede divertirte y no juzgarte todo el tiempo, es normal tener días horribles, está bien no saber qué hacer o sentirte por los suelos pero debes recordar que también hay días buenos.
Es importante que tomes en cuenta que las cosas que planeas a veces no van a salir como esperas y esto mismo es parte del proceso y que los mejores proyectos salen de muchos errores previos.
El errar y volverlo a intentar es parte del aprendizaje. Céntrate en ti, no en lo que la gente a tu alrededor pueda opinar, ya que algunos de esos comentarios serán basados en aspectos que no conocen de tu situación.
Por último cuando las cosas nos sobrepasan y perdemos esta disposición y habilidad para autoregularnos es necesario acudir a un profesional de la salud que nos oriente y nos dirija hacia el camino adecuado para nuestro bienestar emocional.
Con información de María Fernanda Méndez Agís.
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