
Redacción
Diciembre suele ser un mes de contrastes. Alegría y nostalgia conviven con prisas, excesos y, a veces, riesgos innecesarios. En Atlixco, el gobierno municipal decidió inclinar la balanza hacia lo elemental: cuidar la vida. Con ese espíritu, el ayuntamiento reiteró la prohibición absoluta de la venta, exhibición y almacenamiento de pirotecnia en todo el municipio durante las fiestas decembrinas.

La medida no es caprichosa ni nueva, pero sí urgente. Año con año, los accidentes provocados por cohetes dejan quemaduras, incendios y escenas que nadie quiere volver a ver. Desde la Dirección de Protección Civil Municipal, en coordinación con las recomendaciones estatales, se subrayó que la prioridad es proteger a quienes suelen pagar el precio más alto: niñas y niños, personas adultas mayores y mascotas, víctimas silenciosas del estruendo festivo.
Por instrucciones de la presidenta municipal, Ariadna Ayala, las áreas de Comercio y Protección Civil realizarán recorridos preventivos para verificar que la prohibición se cumpla en establecimientos formales, puestos semifijos y comercio ambulante. No se trata de una política punitiva, sino preventiva. La lógica es simple: evitar que el riesgo llegue a las manos equivocadas.
Ayala hizo un llamado directo a la ciudadanía: no comprar ni detonar cuetes. Su mensaje apela más al sentido común que a la sanción. Celebrar no tendría por qué implicar poner en peligro a otros. La fiesta, dijo en esencia, también puede ser tranquila, familiar y responsable.
En tiempos donde la estridencia suele confundirse con alegría, Atlixco propone otra ruta: luces sin explosiones, convivencia sin sobresaltos. Quizá no suene tan espectacular, pero sí más humano. Y, sobre todo, más seguro.








