
Redacción
Año tras año, cuando el calendario entra a su recta final, las conversaciones nacionales comienzan a girar en torno a tres asuntos inevitables: el aguinaldo, las vacaciones y el incremento al salario mínimo. Es una tradición tan mexicana como las posadas. Este 2025 no fue la excepción. Desde octubre, el gobierno federal adelantó que el aumento al salario mínimo para 2026 sería “significativo” para que las familias pudieran costear lo básico sin sacrificar medio sueldo en la canasta alimentaria. Ayer, finalmente, se oficializó la cifra.
Como dicta el ritual burocrático, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) se reunió en las últimas semanas para analizar los factores económicos del país: inflación, expectativas de crecimiento, comportamiento del tipo de cambio y productividad. No son decisiones tomadas al vapor; hay toda una metodología técnica detrás. Banxico, por ejemplo, explica que evaluar un aumento salarial tiene cuatro etapas que consideran desde su efecto inmediato hasta el impacto a largo plazo en los precios, en un delicado equilibrio entre inflación y depreciación.
A este análisis económico se sumó un ingrediente político que ha estado en el centro del debate nacional: la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales. La presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que su proyecto no permitirá que un avance laboral se convierta en pretexto para frenar el incremento salarial.
“Nuestra idea es que avancen las 40 horas pero que siga aumentando el salario, que no sea una por la otra”, dijo el pasado 14 de octubre.
Sheinbaum ha insistido en un objetivo ambicioso: que con un salario mínimo sea posible comprar, al menos, 2.5 canastas básicas. Es una vara alta que pretende modificar una realidad económica que por décadas condenó a millones de trabajadores a un ingreso insuficiente. Y bajo esa lógica se definió el aumento para 2026.
En números concretos: para la Zona Libre de la Frontera Norte, el salario mínimo subirá a 440.87 pesos diarios, equivalente a un incremento del 5 por ciento respecto de 2025. Para el resto del país, el salario quedará en 315.04 pesos diarios, lo que representa un incremento del 13 por ciento. Son porcentajes superiores a los registrados en muchos otros países de América Latina y mantienen la tendencia ascendente que inició en 2018.
Conviene recordar que ese año México ocupaba el último lugar regional en nivel salarial. Para 2025, según presumió la propia presidenta, el país ya había escalado al sexto sitio. No es poca cosa: los aumentos han sido, en ocasiones, hasta tres veces mayores que la inflación.
El encargado de dar el anuncio oficial fue el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Marath Baruch Bolaños López, durante la conferencia matutina del 3 de diciembre. Y como ya es costumbre, las nuevas cifras entrarán en vigor el 1 de enero de 2026. Un año nuevo que comienza, literalmente, con más dinero en el bolsillo.
En salario mínimo, México pasó del último al sexto lugar de Latinoamérica entre 2018 y 2025. Este año aumenta tres veces por encima de la inflación. La 4T da resultados. pic.twitter.com/2XAQoy58Dl
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) January 2, 2025







