Internacional

Basílica de San Pedro y Capilla Sixtina, lugares clave del cónclave

7 mayo, 2025 7:35 am

El cónclave que elige al sucesor del Papa Francisco sigue a rajatabla un protocolo muy preciso elaborado durante siglos en varios lugares cargados de historia.

RESIDENCIA DE SANTA MARTA

Los cardenales electores se alojan en la residencia de Santa Marta, construida bajo el pontificado de Juan Pablo II, justo detrás de la basílica. Anteriormente, los cardenales se hospedaban en unas incómodas e improvisadas habitaciones del Palacio Apostólico. En esta residencia, que también incluye una capilla, cada cardenal tiene una habitación y servicios propios de un establecimiento hotelero, como comidas y lavandería.

Cada mañana, los cardenales abandonan la residencia y van a pie o en minibús hasta la Capilla Sixtina, a 500 metros.

Los cardenales fueron asignados a las habitaciones mediante sorteo y algunos serán alojados en Santa Marta Vecchia, un edificio adyacente que usualmente se utiliza para alojar a funcionarios del Vaticano.

Comenzaron a mudarse el martes, la víspera del cónclave.

BASÍLICA DE SAN PEDRO

Bajo las molduras doradas y los mármoles preciosos de esta basílica, los cardenales se reunirán el miércoles para celebrar la misa que da pie al proceso de elección del papa. Después del oficio, los cardenales electores se trasladan en procesión hasta la Capilla Sixtina cantando el “Veni Creator”.

En la basílica de San Pedro también termina oficialmente el cónclave, con la proclamación del nuevo papa (“Habemus papam”) desde el balcón de la logia del templo.

Se trata de la iglesia más grande del mundo, con una superficie de 2,3 hectáreas, obra de arquitectos como Bramante, Miguel Ángel y Bernini, construida entre 1506 y 1626.

CAPILLA SIXTINA

Construida entre 1477 y 1480, la Capilla Sixtina se encuentra en el flanco derecho de la Basílica de San Pedro, dentro del recinto del Palacio Apostólico. Fue levantada a petición del papa Sixto IV y al parecer tiene exactamente las mismas medidas (40,5 metros de largo, 13,2 m de ancho y 20,7 m de alto) que el legendario templo del rey Salomón.

Este lugar es conocido por sus frescos, obras de Perugino, Botticelli y sus alumnos, y, sobre todo, por su bóveda realizada por Miguel Ángel, quien pintó también el célebre ‘Juicio final’ en la pared situada frente a la entrada, justo detrás del altar.

Durante el cónclave, los cardenales se sientan en sillas color dorado y rojo frente a unas mesas cubiertas con manteles beige y granate.

Cada puesto está identificado con el nombre del cardenal.

Al fondo se halla una urna con la tapa adornada con dos figuras que representan corderos, en la que se depositan las papeletas de voto.

En el centro, hay un atril con un Evangelio abierto ante el cual los cardenales juran mantener el secreto de cuanto allí se diga.

La capilla cuenta con dos estufas conectadas a la misma chimenea de la que sale la única indicación de lo que ocurre en el interior.

En una estufa, la más antigua, se queman las papeletas de votación y las notas de los cardenales. La otra, más moderna, sirve para anunciar el resultado de la votación. De esta última, con ayuda de productos químicos, sale humo negro (si los cardenales no llegan a un acuerdo) o blanco, cuando se ha elegido a un nuevo papa.





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