Brasil tiene dos meses para la transición entre Bolsonaro y Lula
AFP
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, prepara un “gabinete de transición” que servirá de puente hasta cuando asuma funciones el 1° de enero de 2023.
Lula, que gobernará el país por tercera vez tras ser presidente entre 2003 y 2010, dijo estar “preocupado” con el silencio de Bolsonaro.
“Estoy mitad alegre y mitad preocupado (…) preciso saber si el presidente que derrotamos permitirá que haya una transición para que podamos enterarnos de las cosas”, afirmó el líder de la izquierda en su discurso de victoria.
Este período entre la elección y la investidura es regulado por una ley de 2002 que prevé la creación de un equipo de transición que puede tener hasta unos 50 miembros nombrados por el presidente electo, remunerados por el Estado.
La norma se aplicó por primera vez cuando Lula debutó como presidente, sucediendo a Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
“Me gustaría que la transición fuese igual a la que Cardoso nos permitió hacer. La transición es para que la nueva administración obtenga todas las informaciones sobre el funcionamiento de la máquina de gobierno”, añadió Lula.
La legislación prevé entre otras cosas que “los miembros del gabinete de transición (…) tengan acceso a informaciones sobre las cuentas públicas, los programas y proyectos del gobierno”.
Se espera que Lula designe de aquí al miércoles a un coordinador de este equipo, que se encargará solicitar acceso a los documentos oficiales.
De acuerdo con varios medios locales, el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, es candidato a asumir esta función.
Es habitual que los integrantes de la transición se transformen luego en ministros.
Ese fue el caso de Onyx Lorenzoni, que coordinó el gabinete de transición de Bolsonaro tras la elección en 2018 y luego ejerció diversos puestos en su gobierno.
Paulo Guedes, actual ministro de Economía, también formó parte del equipo desde antes de la investidura.
Lula debe ir anunciando en las próximas semanas a los miembros de su gobierno. Entre sus promesas de campaña figuran la recuperación del Ministerio de Cultura, rebajado a la categoría de Secretaría durante el mandato de Bolsonaro.
Y la creación de un ministerio “de los pueblos originarios”, dirigido por un/a indígena.
Pero es sobre todo el nombre del futuro ministro de Economía el que suscita mayor interés: según los analistas, Lula podría escoger un economista que defienda el rigor fiscal, para tranquilizar a los mercados.