
Ciencia, BUAP y futuro: un reconocimiento que importa hoy ya
Redacción
En un país donde con frecuencia la ciencia compite —y pierde— frente a la estridencia política, vale la pena detenerse en las buenas noticias. Puebla decidió reconocer a quienes, lejos del reflector mediático, construyen conocimiento, lo traducen en innovación y lo acercan a la sociedad. La Presea Estatal de Ciencia y Tecnología “Luis Rivera Terrazas” 2025, otorgada a investigadores de la BUAP, es un recordatorio oportuno de que el desarrollo no es una consigna, sino un proceso sostenido.
Los galardonados representan un abanico virtuoso del quehacer científico. El doctor Carlos Enrique Ochoa Velasco, en el campo de las ciencias de la vida, encarna el tránsito de la investigación básica a la aplicación concreta. Su trabajo en alimentos funcionales no solo habla de laboratorio, sino de salud pública, nutrición y bienestar. Ciencia que impacta la vida cotidiana y que demuestra por qué invertir en conocimiento sí genera retornos sociales.
En divulgación de la ciencia, Areli Montes Pérez confirma una verdad incómoda: sin cultura científica, no hay futuro. Su apuesta por llevar la física y la tecnología a niñas y niños de comunidades vulnerables rompe la lógica elitista del conocimiento y apuesta por la inclusión. Divulgar ciencia no es simplificarla; es democratizarla y sembrar curiosidad donde antes no había oportunidades.
Desde las ciencias sociales, Concepción Angélica Mendieta Ramírez aporta una mirada crítica sobre la comunicación política y la conducta social. En tiempos de polarización y posverdad, su trabajo resulta particularmente relevante. Entender cómo se construye el discurso público es una forma indirecta, pero poderosa, de fortalecer la democracia.
Finalmente, Jorge Raúl Cerna Cortez representa la conexión indispensable entre academia e industria. La investigación aplicada y el desarrollo tecnológico son el eslabón que permite que la ciencia no se quede en anaqueles, sino que genere productividad y competitividad.
Reconocer a estos perfiles no es un gesto simbólico. Es una señal política correcta: apostar por la ciencia, la tecnología y las humanidades como pilares del desarrollo. Ojalá no sea un aplauso aislado, sino una convicción sostenida. Porque sin ciencia, simplemente, no hay futuro.







