
Claudia Sheinbaum rinde su Primer Informe: entre resultados y símbolos de poder

La política mexicana vivió este lunes una jornada de contrastes y simbolismos. Por un lado, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó su Primer Informe de Gobierno en Palacio Nacional, a once meses de haber asumido el cargo. Por el otro, el país presenció la toma de protesta de los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), encabezados por Hugo Aguilar Ortiz. Una doble postal que retrata tanto la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación como los cambios institucionales que ya marcan su sexenio.
Sheinbaum llegó con un mensaje claro: “No llegué sola; llegué con todas las mujeres mexicanas”, dijo, subrayando el hecho histórico de ser la primera presidenta del país. Su discurso se movió entre el recuento de cifras y la narrativa de justicia social que caracteriza al obradorismo. Presumió que el Producto Interno Bruto creció 1.2% en el último año, que el desempleo está en 2.7% y que la inversión extranjera alcanzó un récord de 36 mil millones de dólares. También defendió el aumento del salario mínimo —135% desde 2018— y anunció un alza adicional del 12% para 2025.
En materia de seguridad, la mandataria aseguró que el homicidio doloso bajó 25% y el feminicidio 34%. Se trata, sin duda, de cifras alentadoras; Sin embargo, uno de los grandes desafíos sigue siendo: ¿cómo convencer a los mexicanos de que viven más seguros cuando la violencia cotidiana sigue siendo tema de conversación en cada esquina?
El informe también sirvió para exhibir las reformas estructurales de su gobierno. Destacan la integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, los cambios constitucionales que fortalecen a Pemex y la CFE, y el reconocimiento de los pueblos indígenas y afromexicanos como sujetos de derecho. La mandataria defendió que estas medidas buscan “saldar deudas históricas” y consolidar la soberanía energética. Aseguró que Pemex produce hoy casi tres veces más que en 2018, gracias a la refinería de Deer Park, la Olmeca y la coquizadora de Tula.
El discurso también tuvo espacio para los programas sociales. La presidenta presumió el arranque de nuevas políticas como la Pensión Mujeres Bienestar y las Becas Rita Cetina, además de la continuidad de la Pensión para Adultos Mayores y Jóvenes Construyendo el Futuro. En salud, prometió la construcción de 31 hospitales y la operación de 300 nuevos quirófanos bajo el esquema IMSS-Bienestar.
Pero más allá de los números, hubo símbolos. El mismo día en que Sheinbaum hablaba de justicia y equidad, los nuevos ministros de la SCJN recibían los bastones de mando en una ceremonia realizada a los pies de la pirámide de Cuicuilco. Hugo Aguilar, nuevo presidente del máximo tribunal, prometió una corte “distinta, guiada por el servicio al pueblo y no por el dinero”. Un ritual cargado de misticismo político que busca legitimar una transformación judicial inédita.
El saldo del día es claro: Sheinbaum trató de mostrar resultados tangibles en economía, seguridad y bienestar, mientras el Poder Judicial estrenaba símbolos de cambio. Sin embargo, la verdadera prueba estará en el tiempo.