Diabetes, la pandemia de siempre, invisibilizada y letal

Elba tiene 56 años, a los 42 le diagnosticaron pre diabetes y apenas 3 años después, a los 45 ya tenía diabetes tipo dos. Once años después, aún lamenta la ligereza con la que se tomó el primer diagnóstico. Sus padres y sus cuatro abuelos fallecieron a causa del mismo padecimiento.

Podría decirse que estaba familiarizada con la enfermedad, por eso no le sorprendió cuando le dijeron que estaba a punto de desarrollarla. Por eso pensó, que tal y como lo hicieron sus padres, no era necesario dejar de consumir azúcar o cambiar sus hábitos. Pensó que era normal.

Susana Jarillo es nutrióloga y educadora en diabetes. Asegura que el tratamiento de las personas con diabetes se basa en tres ejes, los medicamentos, la alimentación y la orientación psicológica, pues para quienes atraviesan por este diagnóstico, es como enfrentar un duelo.

“Cuesta trabajo el proceso de aceptación porque tenemos que aprender que es como un duelo, porque un paciente se entera que va a vivir con diabetes y que le va a cambiar drásticamente su estilo de vida, y también sucede que van al médico y no les explican lo que tienen”.

En el 2021, de acuerdo a datos del INEGI, en Puebla 10 mil 490 personas murieron a causa de la diabetes, la cifra más alta en todo el país. Entonces, ¿qué hacer para controlar a los pacientes con este padecimiento?

Vigilar que tomen sus medicamentos es fundamental, pero cambiar su alimentación, constituye hasta el 40% del bienestar del individuo. Para ello sin embargo, es necesario abolir la idea de que una vez con diabetes la comida se vuelve un castigo, porque no es así.

 “Nos cuesta mucho cambiar hábitos de alimentación, una parte es cultural y otra parte es que asociamos la parte de dieta como algo malo, restrictivo, como que me van a quitar los alimentos que me gustan, que voy a comer feo o triste, entonces a nivel psicológico también hay que trabajar”.

Por esta razón es que los nutriólogos están tan satanizados, consideró la especialista, porque se piensa que sus consultas son únicamente para tratar a personas enfermas o para bajar de peso y en realidad, no es así. El objetivo es educar en la alimentación, para mejorar la calidad de vida.