Diddy enfrenta cargos por tráfico sexual y violencia
Redacción Tribuna
Para la fiscalía, el exmagnate de la música Sean “Diddy” Combs es un “delincuente violento”, la otra cara del “ícono cultural” y hombre de negocios exitoso. Para la defensa, el caso que lo ha llevado al banquillo por tráfico sexual y asociación ilícita se reduce a un problema de “amor, celos, infidelidad y dinero”.
Los 12 miembros y seis suplentes del jurado que definirán el destino del empresario de 55 años, también conocido como Puff Daddy o P. Diddy, escucharon sobre sus arrebatos explosivos, su afán por proteger su reputación y el poder que le brindaba su celebridad, muchas veces ejercido mediante sobornos.
El equipo de defensa del fundador de la discográfica Bad Boy insistió en que, si bien parte de su comportamiento era cuestionable —y en ocasiones constituyó maltrato doméstico—, no existe prueba de que haya incurrido en los delitos de chantaje y tráfico sexual por los que se le acusa.
Combs se ha declarado inocente de todos los cargos, incluida la acusación de asociación ilícita que presuntamente dirigió para cometer delitos sexuales que incluían orgías con drogas, mediante el uso de la fuerza, amenazas y violencia.
La fiscal Emily Johnson alegó que Combs golpeó “brutalmente” a su expareja, la cantante Casandra “Cassie” Ventura, y la amenazó con difundir videos en los que ella participaba en elaboradas escenas sexuales si lo desafiaba.
Se espera que Ventura, cuyo testimonio es clave para el caso, suba al estrado el martes.
Johnson también afirmó que Combs había incendiado el auto de un hombre, colgado a una mujer de un balcón y exigido cosas imposibles tanto a sus amantes como a sus empleados.
“Permítanme ser clara”, dijo la fiscal. “Este caso no trata sobre las preferencias sexuales privadas de una celebridad, sino que tiene una naturaleza coercitiva y criminal”, sostuvo mientras Combs escuchaba atentamente, rodeado por sus abogados en una sala abarrotada de periodistas, personas influyentes y público.
