
El desafortunado debut de Ángela Aguilar con su gira “Libre Corazón”
Hay en el espectáculo un principio que la política conoce bien: la percepción lo es todo. No importa tanto si el teatro está medio lleno o medio vacío; lo que determina el ánimo del público —y el pulso de las redes sociales— es cómo se cuenta la historia. En el caso de Ángela Aguilar, su regreso a los escenarios con la gira Libre Corazón ha sido un ejemplo claro de cómo el relato digital puede opacar el esfuerzo artístico.
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El pasado 6 de noviembre, la joven intérprete inauguró su tour en el The Pavilion at Toyota Music Factory de Dallas, Texas. El recinto, con capacidad para 2,264 personas, lució —según los videos viralizados en TikTok— con varios asientos vacíos, un detalle que bastó para desatar la tormenta. Bastaron unos clips, tomados desde distintos ángulos, para convertir el debut de Aguilar en un pequeño linchamiento mediático: usuarios irónicos compararon la asistencia con “la fila del Starbucks por el nuevo vaso” o “los XV años de Rubí”.
Las burlas, crueles y virales, dibujaron una imagen de fracaso que difícilmente puede sostenerse solo con cifras. Sí, hubo espacios sin ocupar; pero, según los reportes de Ticketmaster, los conciertos siguientes —en Houston, Tucson y El Paso— tienen ya más del 70% del aforo vendido. Incluso en Hollywood y Las Vegas, donde los boletos cuestan hasta mil quinientos dólares, las ventas avanzan a buen ritmo.
Sin embargo, las redes no entienden de porcentajes, sino de emociones. Y la narrativa que rodea a Ángela Aguilar desde hace meses es la de una artista en el ojo del huracán sentimental. Su relación con Christian Nodal, confirmada en junio de 2024, se convirtió en una historia de amor que muchos interpretaron como traición hacia Cazzu, la expareja del sonorense. Desde entonces, cada paso profesional de Ángela ha sido interpretado como provocación, cada error como castigo merecido.
En Dallas, además, la cantante olvidó parte de la letra de “En Realidad”, uno de sus temas más conocidos. Los usuarios no la perdonaron. La acusaron de falta de preparación, de exceso de ego, de querer imitar a su prima Majo Aguilar en los movimientos de baile, o incluso de copiar la estética escénica de Cazzu: luces teatrales, bailarines, cambios de vestuario y una narrativa dramática que algunos calificaron como “show de secundaria”.
Ángela Aguilar tuvo su propio Show del shopping…el tour por EEUU fue un fracaso 🤷🏻♀️🍷🫢 pic.twitter.com/19Fedb11Rl
— 🐈 La cuenta del Gato (@cuentadelgato) November 7, 2025
Pero más allá del ruido, hubo también destellos de sinceridad artística. En un momento del concierto, Ángela se detuvo para rendir homenaje a sus abuelos, Flor Silvestre y Antonio Aguilar, así como a su padre, Pepe Aguilar. “Yo no hice nada para merecer este legado, pero sí puedo honrarlo”, dijo ante el público texano. Ese instante, recogido en videos menos difundidos, fue un recordatorio de la herencia que carga sobre los hombros: el peso de ser Aguilar.
La paradoja es evidente. La joven que nació en cuna de oro musical intenta ser libre —como su gira—, pero lo hace bajo la vigilancia de millones de jueces digitales. Libre Corazón es su primer tour en solitario tras trece años de carrera, un intento de independizarse artísticamente y desprenderse del manto protector de su padre. Y, sin embargo, el ruido externo parece ensordecer su voz antes de que termine la primera canción.
Quizá lo que está en juego aquí no sea solo el éxito o fracaso de una gira, sino el lugar que Ángela Aguilar ocupará en la cultura popular: ¿será recordada como la heredera que no supo sostener el legado o como la artista que aprendió, a golpes de red, a ganarse el respeto por sí misma?
En el fondo, la gira Libre Corazón no está vacía. Vacío, más bien, es el diálogo entre el público y la artista, entre la tradición y el presente, entre la música mexicana y el espectáculo globalizado. En esa tensión se definirá el futuro de Ángela Aguilar: una joven atrapada entre los reflectores y los juicios de TikTok, buscando ser libre en el escenario más impiadoso de todos: internet.








