
El legado de Giorgio Armani y el impulso que dio a Salma Hayek

La muerte de Giorgio Armani, a los 91 años, no solo deja un vacío en el mundo de la moda, también reaviva anécdotas que muestran su visión incluyente. Una de ellas es la de Salma Hayek en los Oscar de 1997, cuando el diseñador italiano decidió vestirla para su primera aparición en la gala. Hayek, entonces una actriz en ascenso y aún poco conocida en Hollywood, recordó en entrevista que pocas casas de moda querían colaborar con ella. Armani fue la excepción.
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El vestido elegido —blanco, de silueta lencera y con lentejuelas— marcó su debut en la alfombra roja. Aquella noche, acompañada por Luis Miguel, Salma proyectó una imagen de sofisticación que la crítica internacional aplaudió. Más allá de la estética, el gesto de Armani rompió barreras simbólicas para los talentos latinos que buscaban un lugar en la élite del entretenimiento estadounidense.
Con su muerte, el llamado “rey de la moda italiana” deja un legado que trasciende el diseño. Armani entendió que la moda podía ser un vehículo de inclusión y oportunidad. Su apoyo a Hayek es prueba de que su visión iba más allá de las tendencias: se trataba de abrir puertas y redefinir quién podía brillar en la alfombra roja.