El otro 11 de septiembre
«¡Yo no voy a renunciar! Pagaré
con mi vida la lealtad del pueblo […].
Amigos míos:
Seguramente esta es la última
oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes.
La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de
Radio Portales y Radio Corporación».
Salvador Allende.
11 de septiembre de 1973, 9:10 AM, Radio Magallanes.
En tanto que se realza, en los últimos días, el 11 de septiembre de 2001, por los 20 años de los ataques a las Torres gemelas y el pentágono en Estados Unidos de América (hecho que, efectivamente, cambio al mundo, porque, desde entonces, los Estados y sus sistemas jurídicos se volvieron aparatos de vigilancia a la población), queda en segundo lugar otra fecha emblemática para Chile y toda América Latina; pues un 11 de septiembre, pero de 1973, se dio el golpe de Estado a Salvador Allende, donde acabó la vida de este personaje chileno de izquierda y que logró llegar al poder en 1971 después de otros intentos fallidos en las elecciones presidenciales previas.
Para la historia de América Latina, Salvador Allende es referente de las políticas públicas de izquierda, después de lo sucedido con Ernesto, el «Che» Guevara, y, desde luego, con Fidel Castro, en 1959, en Cuba. En efecto, no ha habido personajes tan emblemáticos como estos tres. Quizá, últimamente, Lula da Silva, en Brasil, para quien, con su encarcelamiento y, sobre todo, con la violación tan grave a sus derechos humanos cuando promovió su apelación, se resolvió, en vez de una disminución del número de años de prisión, un aumento; lo cual es una clara contravención al principio del derecho fundamental denominado: «non reformatio in pejus».
Otro de los personajes que —se podría decir— es de las izquierdas combativas de América Latina es el uruguayo José «Pepe» Mujica, el exguerrillero, prófugo de la cárcel, senador y presidente de Uruguay.
Lo cierto es que el 11 de septiembre de 1973 es una fecha trágica para la libertad de América Latina, pues se dio uno de esos hechos que refuerzan la denominada doctrina Monroe, que dicta la «América para los americanos». Esto es lo que ha ocurrido y comprobado con los hechos dramáticos del 11 de septiembre de 1973 en la casa de la Moneda en Chile; pues la reacción a ellos fue la instauración del gobierno militar de Augusto Pinochet, con el que se implementó una dura y represiva dictadura contra los ciudadanos de Chile, a tal grado que hubo desapariciones, muertes, desplazamientos, etc.
Sostenía Salvador Allende en sus últimas palabras: «El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!» (Radio Magallanes, últimas palabras de Salvador Allende, 11 de septiembre de 1973).
Desde luego que hoy se ve muy lejano ese 1973, pero no es así. Las políticas públicas de represión impuestas por Estados Unidos de América y respecto a cómo deben comportarse los países de América Latina y cuáles son las condicionantes y las reformas jurídicas que deben imponer siguen existiendo en muchos de ellos. Lo que vivió Chile, prácticamente, lo han vivido todos los países de América Latina, particularmente, los centroamericanos; como Guatemala, donde, las empresas bananeras eran las que ponían y quitaban a los presidentes en turno y, cuando alguno de ellos no era de su conveniencia, entonces, inmediatamente, suscitaban golpes de Estado y movimientos políticos para sustituirlo. Por ello, es necesario recalcar fechas como la del 11 de septiembre de 1973, que son de aquellas de las que no deberían de volverse a repetir. (Web: parmenasradio.org).