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Erupción del volcán Krasheninnikov y sismo en Kamchatka: señales de un planeta vivo

3 agosto, 2025 12:43 pm



El pasado fin de semana, la península rusa de Kamchatka fue escenario de una combinación poco común —aunque no del todo sorprendente en términos geológicos—: un sismo de magnitud 6.8 y la primera erupción documentada del volcán Krasheninnikov en más de 450 años. Si bien el evento no provocó víctimas ni daños a zonas habitadas, sí plantea interrogantes sobre la creciente actividad tectónica en una de las regiones más sísmicamente activas del mundo.

El Krasheninnikov, una estructura de 1,800 metros de altura, arrojó una columna de cenizas de seis kilómetros de altura hacia el Pacífico. Por ahora, no representa amenaza directa para comunidades, aunque sí activó una alerta naranja para la aviación, debido al riesgo que implica la ceniza volcánica para el tráfico aéreo.

Apenas unos días antes, el 30 de julio, otro terremoto aún más potente —magnitud 8.8— sacudió la misma región, generando alertas de tsunami a lo largo del Pacífico. ¿Coincidencia? Tal vez. ¿Relación causal? No lo sabemos con certeza. Pero lo que sí es claro es que Kamchatka, donde confluyen las placas del Pacífico y de Okhotsk, es un hervidero tectónico. Un laboratorio natural del Cinturón de Fuego.

¿Estamos viendo una reactivación más amplia de la actividad sísmica y volcánica en la región? ¿O son simplemente ciclos normales de una Tierra que se mueve, respira y a veces ruge? Por ahora, no hay víctimas ni daños materiales serios. Pero como ha demostrado la historia, en estos confines remotos la naturaleza suele tener la última palabra. Y nosotros, apenas espectadores.





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