Habitantes de San Nicolás de los Ranchos se han acostumbrado a vivir con Don Goyo

En las últimas semanas, la actividad del volcán Popocatépetl ha generado cierta inquietud entre los habitantes de la zona metropolitana de Puebla, sin embargo las comunidades que colindan con el coloso, se toman con mucha más calma este fenómeno.

Rocío Tequitlalpa es habitante de San Nicolás de los Ranchos, población vecina de don Goyo en donde la caída de ceniza, los tremores volcánicos constantes y la sensación de riesgo permanente, son parte de su día a día.

Ahí nacieron sus padres y sus abuelos, y también los abuelos de éstos. Asegura que una persona que no es originaria de la zona, al llegar la noche, saldría corriendo del lugar, ya que el volcán “zumba como una olla exprés”.

Y aunque ellos se han acostumbrado, eso no significa que las autoridades deban dejar de lado el acercamiento con la comunidad, y es que al menos en la actual administración municipal, no han tenido contacto con los encargados de Protección Civil.

Relató que en gobiernos anteriores, se les proporcionaba información periódica sobre la actividad del volcán, les recordaban los protocolos a seguir en caso de ser necesaria la evacuación y en general, se mantenía comunicación con la población, algo que no ocurre ahora.

Rocío admite que vivir cerca del Popo sí les genera cierto temor, sin embargo han aprendido a vivir cerca de él, e incluso sacarle provecho. Ella y su familia por ejemplo, son fabrican y venden artículos elaborados con piedra volcánica.

Hacen molcajetes, metates y artesanías en general. Subir a las faldas del volcán a extraer la roca es cansado y peligroso, trabajar e material, también requiere de ciertas habilidades, y a veces sus productos no son bien pagados, sin embargo, considera que seguir haciéndolos contribuye a preservar su identidad.