Inteligencia artificial una herramienta de mucho cuidado
David Becerra
El humano, en su eterna búsqueda de la practicidad de las tareas diarias, ha echado mano en primera instancia de su lógica y conciencia. En los últimos años, se ha revolucionado exponencialmente la cantidad de inventos tecnológicos, digitales y de computación que en su momento y hace no más de unas cuantas décadas pasaron de capacidades de simples bytes a exorbitantes capacidades de almacenamiento y procesamiento como terabytes.
El tema que está en boca de todos y con grandes expectativas es la Inteligencia Artificial (IA) y como cada nuevo descubrimiento genera división, por un lado, está el grupo que cree que se puede sacar mucho provecho de estas nuevas herramientas, por otro lado, quienes aseguran que de a poco la IA ganarán terreno sustituyendo trabajos que dependen de personas a menores costos y con un mínimo margen de error.
La IA no es una idea o proyecto en desarrollo, es una realidad que desde hace un par de años se encuentra entre nosotros, pero que además pasa cada vez más inadvertida dentro de las funciones que ya realiza, pues algunas de sus características es razonar y aprender de las tareas que va realizando.
Hasta el año pasado imágenes creadas por IA sobre personas tenían notables inexactitudes como caras con ciertos errores en las facciones, manos deformes con dedos extra o extremidades con movimientos antinaturales, sin embargo, en unos cuantos meses los propios procesamientos que realiza se han corregido, es decir ha aprendido y es debido a eso que cada vez es más difícil para las personas detectar lo creado por los programas.
La IA puede generar un discurso solo con aportar instrucciones acerca del tema, la intensidad que se quiere lograr, el público hacia el que va dirigido y la longitud del texto, puede crear canciones, puede imitar voces de artistas y puede generar videos con el rostro de famosos, entre otras cosas.
Hagamos conciencia sobre el uso de esta nueva tecnología, seamos responsables al utilizarla y no perdamos la chispa que se le pone a cada actividad realizada, porque al final eso es lo que nos lleva a ser humanos.
