Intentó deportar Nueva Zelanda al atacante yihadista de un supermercado
Wellington, Nueva Zelanda.- Nueva Zelanda intentó deportar durante años al hombre que protagonizó un ataque yihadista con un cuchillo en un supermercado donde siete personas resultaron heridas, indicó este sábado la primera ministra, Jacinda Ardern.
El atacante, un esrilanqués de 32 años que se inspiró en los atentados del grupo Estado Islámico, recibió una orden de deportación en abril de 2019 al quedar revocado su estatus de refugiado, que habría obtenido fraudulentamente.
El hombre llegado a Nueva Zelanda en 2011 había estado los últimos cinco años vigilado por la policía, por presuntas simpatías con el yihadismo radical, y en prisión desde 2018.
La tramitación judicial de su expulsión se demoró por cuestiones procedimentales y recursos del afectado, que en julio pudo recobrar su libertad, aunque siguió vigilado.
A pesar de ello, el viernes tomó un cuchillo en un supermercado de Auckland y atacó a siete personas, tres de las cuales resultaron gravemente heridas, antes de que la policía lo abatiera.
Ardern aseguró que los servicios de inmigración habían buscado sin éxito formas de mantenerlo detenido mientras se tramitaba la deportación.
“Fue increíblemente decepcionante y frustrante”, afirmó.
Previamente, Ardern había explicado que el atacante no podía estar detenido más tiempo ni había podido ser expulsado, pero no había podido dar más detalles por órdenes del tribunal, que levantó estas limitaciones el sábado por la noche.
La primera ministra indicó también que se habían puesto en marcha medidas para reforzar las leyes neozelandesas de represión del terrorismo.
El atacante había llegado con un visado de estudiante y atrajo la atención de la policía en 2016 tras manifestar, en Facebook, su simpatía por los ataques terroristas.
Fue detenido en 2018 por posesión de un cuchillo y material reprensible y las autoridades consideraron que se trataba de un “lobo solitario” que planeaba un ataque con cuchillo.
Durante su detención, fue acusado de haber agredido a los policías pero los intentos de inculparle según la ley sobre supresión del terrorismo fracasaron.
Aunque fue declarado culpable de algunos cargos, ya había pasado tres años en prisión, en detención preventiva, y “todas las posibilidades de prolongar su detención habían sido agotadas”, declaró Ardern.
El comisario de policía Andrew Coster declaró que no se desprendía nada extraño de lo que el hombre estaba haciendo antes del ataque y que parecía que estaba comprando con normalidad.
Además, dijo que los agentes habían guardado las distancias porque el individuo presentaba “un alto nivel de paranoia” respecto a su vigilancia, y que se necesitaron más de dos minutos para alcanzarlo y matarlo, después de que empezara a apuñalar frenéticamente a los clientes.
“No teníamos ninguna razón legal para mantenerlo detenido”, recalcó Coster.
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