
Judith Percino, científica poblana conquista la élite de la química mundial
En el mundo académico, los reconocimientos no se regalan: se ganan a pulso, a través de años de trabajo silencioso, de hipótesis que no siempre resultan ciertas y de una curiosidad inagotable por entender cómo funciona la materia. Por eso, el nombramiento de la doctora Judith Percino Zacarías como integrante del Comité Editorial del Journal of Molecular Structure —una de las publicaciones científicas más influyentes del planeta, editada por Elsevier— no es un hecho menor. Es una señal de que la ciencia hecha en México, y particularmente en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), está jugando en las grandes ligas.
La doctora Percino dirige el Laboratorio de Polímeros del Centro de Química del Instituto de Ciencias y, desde hace más de dos décadas, ha publicado artículos en esa misma revista que hoy la invita a decidir qué investigaciones merecen ver la luz. En otras palabras, ha pasado de ser autora a árbitra del conocimiento mundial en su campo. Su inclusión en el comité editorial significa, en términos científicos, lo que un asiento en la Real Academia lo sería para un escritor: un reconocimiento de pares que legitima una trayectoria sobresaliente.
El Journal of Molecular Structure se especializa en estudios sobre cómo se ordenan los átomos dentro de las moléculas y cómo esa disposición determina las propiedades de los materiales. Un área compleja y, a la vez, fundamental para el desarrollo tecnológico contemporáneo. Desde su laboratorio en Puebla, Percino y su equipo investigan esa relación estructura-propiedad que explica por qué un material puede ser más resistente, más transparente o más conductor. Lo hacen combinando experimentos, modelado teórico y simulaciones computacionales, herramientas con las que buscan diseñar nuevos materiales “a la medida”.
Pero este nombramiento no solo es un logro personal. Es también un triunfo institucional. La BUAP, que en los últimos años ha apostado por fortalecer su presencia científica internacional, encuentra en Percino una embajadora natural. La investigadora ha establecido colaboraciones con colegas de India, Chile, Egipto, Arabia Saudita, Estados Unidos, Suiza y Rusia, construyendo una red que rompe fronteras y demuestra que la ciencia mexicana puede dialogar de tú a tú con los laboratorios más avanzados del mundo.
En palabras de la propia doctora, pertenecer a un comité editorial con alto factor de impacto “trasciende los criterios locales de evaluación académica”. No se trata solo de publicar mucho o de ser citado con frecuencia; se trata de liderar el debate científico, de influir en lo que la comunidad internacional considera valioso investigar. Y ese liderazgo, como ella enfatiza, es alcanzable “sin importar el género ni las circunstancias”.
Más allá de las estadísticas, el nombramiento de Judith Percino envía un mensaje poderoso: en la BUAP no solo se enseña ciencia, se hace ciencia de calidad mundial. Y en tiempos donde la investigación enfrenta recortes presupuestales y desconfianza pública, tener a una mexicana en la cima de la química estructural es una bocanada de oxígeno para la credibilidad de nuestras instituciones.