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La actriz que no existe y la histeria de Hollywood

1 octubre, 2025 12:13 pm

Una muchacha llamada Tilly Norwood está causando revuelo en la meca del cine. Luce como cualquier joven aspirante a actriz: sonríe en Instagram, promociona un sketch cómico y hasta presume fotos de supuestos rodajes. El detalle —y no es menor— es que Tilly no existe. Fue creada por computadora. Es inteligencia artificial en estado puro.

Sus responsables son un grupo de holandeses liderados por la actriz y comediante Eline Van der Velden, quien dice que su criatura podría convertirse en la “próxima Scarlett Johansson”. En sus redes, Tilly lanza frases como “puede que sea IA, pero estoy sintiendo emociones muy reales ahora mismo”. Un chiste, claro. El problema es que Hollywood no se lo tomó con gracia.

El poderoso sindicato SAG-AFTRA, el mismo que paralizó la industria hace dos años con huelgas históricas, ya le declaró la guerra. Según el gremio, Norwood “no es una actriz, es un personaje generado con el trabajo robado de artistas reales”. Y advierten a agencias y estudios que contratarla podría violar los contratos recién conquistados tras meses de protestas.

Varias estrellas respaldaron la postura. Emily Blunt dijo en un podcast que ver a Tilly le dio miedo: “¡Estamos perdidos! Eso da mucho terror. No nos quiten la conexión humana”. La siempre sarcástica Natasha Lyonne fue más directa: “Cualquier agencia que firme con ella debe ser boicoteada”. Y en el talk show The View, Whoopi Goldberg se mostró incrédula: “Los humanos nos movemos distinto. Claro que el público lo nota”.

Van der Velden, por su parte, defiende a su criatura como una obra de arte. “No reemplaza a un ser humano. Es como dibujar un personaje o escribir un papel”, dijo. En Zúrich, durante un evento de cine, incluso presumió que agencias y estudios ya coquetean con el uso de estas creaciones.

La discusión va más allá de Tilly. En el fondo, se trata del miedo de los actores a quedar desplazados por algoritmos. La IA ya fue el gran punto de fricción en las huelgas recientes y lo seguirá siendo. Porque si algo demuestra este episodio es que Hollywood está atrapado en un dilema: ¿defender la pureza del arte humano o rendirse al encanto barato de las máquinas?

Por lo pronto, Tilly sonríe en Instagram. Inmune a las críticas. Ni hambre, ni nervios, ni contratos. Solo pixeles.





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