La Noria
Cierra los ojos y escucha tu primer bocado…”
Me encontré esta frase “tatuada” en una de las sillas del restaurante donde me encuentro… sentencia deliciosa y provocadora. Mi apetito comienza a perder fuerza ante el gozo que me produce encontrarme en este sitio.
¿Qué pasa cuando un espacio está inundado de recuerdos y momentos, será posible que cambie la percepción del lugar… existirá una dinámica desigual entre la memoria tratando de influenciar a la razón y a los sentidos?
Tengo que aceptar que antes de comenzar a escribir sobre este restaurante mi alma se encuentra a tope porque me encuentro en mi espacio preferido en Puebla. Casi no puedo recordar hace cuántos años fue la primera vez que estuve aquí, con cuánta gente he compartido momentos increíbles. Aquí he comido, festejado, trabajado, extrañado y reencontrado gente que quiero durante años. Me refiero al RESTAURANTE LA NORIA.
Antes de hablar de la comida me resulta casi obligatorio enfocarme en el lugar, el hecho de encontrarse situado dentro lo que fue un casco de haciendo le da un aire diferente, se siente el paso del tiempo “bien vivido”, se siente la vanguardia de cambios y decisiones “bien tomadas” y principalmente se puede leer como el resultado y la visión de alguien que sabe vivir bien y disfruta la vida.
Mi experiencia siempre comienza desde un vestíbulo que incita a mi imaginación a dibujarlo como si fuera una gran hacienda atemporal inundada de la magia de Lazcarro… cuadros, “mesas tatuadas”, letras… muchas letras, colores térreos… detalle tras detalle; y aunque el interior del restaurante se presenta como un espacio cálido, con mucho estilo e íntima iluminación siempre se quedará celoso del patio.
El patio es una sinfonía por sí mismo, un oasis de tranquilidad en medio de la ciudad. La oportunidad que brinda de comer bajo la sombra de un gran árbol, de estar rodeado por plantas y flores, de vivir una mezcla perfecta entre el pasado y el presente. Materiales vanguardistas que tienen como fondo y escenario un espacio construido hace ya muchas décadas hacen de La Noria un lugar “tradicionalmente contemporáneo” y en donde la aparición de una marimba los fines de semana (por lo menos en mi memoria y espero en un futuro cercano) forma parte de las características que hacen de éste uno de mis lugares imperdibles para cualquier poblano o foráneo que se encuentre en la ciudad.
Dejando de lado el espacio, la comida tiene la misma fuerza y me produce el mismo gozo en cada visita. Llevo años de no ir a las Chalupas de San Francisco porque simplemente no encuentro comparación con las chalupas en este lugar… son menos grasosas, más ricas y ni si quiera se puede comparar el lugar ni la experiencia. Si todavía no prueban las chalupas de La Noria (en especial la de mole) les sugiero que lo hagan, para mí son de las mejores en la ciudad.
Ya metidos en temas de MOLE POBLANO, elemento fundamental en Puebla y tema complicado porque cada familia y cada restaurante asegura tener el mejor y la receta original, el que sirven en La Noria no sólo es buenísimo, sino que tiene la opción de poder comprarse para llevar y cuyo empaque (que estoy seguro que sorprenderá a los amantes del diseño) resulta el regalo perfecto para visitantes a nuestra ciudad.
Todos los platos típicos del lugar son deliciosos, los cortes, las entradas y si son fans de la yema líquida no dejen de probar la TORTA DE HUEVO (tiene que ser a la hora adecuada). El pastel del plátano es mi postre preferido. Si van a ir a desayunar, las CREPAS DE HUITLACOCHE, EL OMELETELA NORIA con mole poblano y las ENCHILADAS DE CECINA son imperdibles.
Hablar de todos los platillos sería interminable debido a su constante transformación en propuesta gastronómica. Hablar de su cava, su privado, sus patios… del excelente servicio, del increíble diseño y arquitectura atemporal, del ambiente y de estar sumergido en un mundo de arte y gozo sería tan solo un poco de lo que siento y de lo que me provoca este lugar. Para mi tiene TODO lo que un “RESTAURANTE BUENO”, de esos que duran por años y generaciones, debería tener… ¿se te antoja?