La política del miedo
En el poema de C. P. Cavafy “Esperando a los bárbaros”, el Emperador y el pueblo, reunidos en la plaza pública, esperan la llegada de los bárbaros. Los legisladores han abandonado el Senado, porque los bárbaros tendrán que legislar cuando lleguen.
Los oradores no han preparado ningún discurso, porque los bárbaros no aprecian la fluidez ni la finura de expresión. Pero de repente se queda seria y descorazonada; las calles se vacían rápidamente. Han llegado noticias de la frontera: los bárbaros no vienen; se han acabado los bárbaros…Y ahora, sin los bárbaros, ¿Qué va a ser de nosotros?, pregunta el poeta “después de todo, habría sido una solución”.
Se nos dijo que esta epidemia, sería mortífera para la humanidad y resulta que somos el 99%, o sea 7,800,000,000, sin Covid-. Ahora en México hemos rebasado los 200,000 muertos por covid, pero no olvidemos que, por obesidad, presión alta y diabetes, México llega a los 200.000 defunciones por año. No quiero de ninguna manera, minimizar la pandemia, lo que quiero dejar claro en mi público lector, es que, el miedo, el amarillismo de los medios y el manejo del Gobierno, ha propiciado un descontrol y una gran confusión y temor entre la gente, en relación con el coronavirus.
La política del miedo se ha instalado claramente en muestra cotidianeidad. Desde el 11 de septiembre del 2001, el miedo se instaló en la política y se inscribió de forma duradera en nuestras sociedades. Junto a otras emociones, resulta fundamental en el ejercicio del Gobierno; más aún, cuando el propio gobernante lo incentiva para presentarse luego como el garante de la seguridad orientando de esa manera las conductas colectivas. El miedo manipulado con astucia, se convierte en ingrediente del poder, En la actualidad, un buen gobierno no se define ya por sus sensatos principios, por su capacidad de armonizar los desacuerdos ciudadanos; por generar visiones comunes y convocantes; por diseñar las posibilidades de que cada ciudadano realice sus potencialidades…Estamos muy lejos de eso, ahora el Estado incentiva el miedo, y lo administra.
Hacer temer en lugar de hacer creer, es una manera de impedir que se piense y se comprenda.
La política de la “Semaforización de la pandemia”, es indudablemente la clara demostración de “la política del miedo”. Tanto el Gobierno Federal, como los Gobernadores, manejan en forma discrecional, los colores de la semaforización, y con ello, se han convertido en los rectores de la economía y la libertad ciudadana.
Y así, en forma que a veces parece hasta sádica, actúan desde sus pódiums, dictando sus sentencias inapelables, muchas veces de muerte, de la economía ciudadana…hoy se cierra, hoy se abre, en un tanto por ciento, hoy se prohíbe, hoy se prorroga…etc. Y ¿cuál es el bien que se protege con estas medidas dictatoriales?
Pues indudablemente la salud, pero “mañosamente” pertrechadas no en la ley, como sería el caso del artículo 29 de la Constitución General de la República, Decretando el Estado de Excepción; o bien en él artículo 42 bis, de la Ley Federal del Trabajo que prevé la figura de “La contingencia Sanitaria”; sino en una llamada “Emergencia Sanitaria”, que no tienen antecedentes en la legislación de salubridad, y que da pauta a todos las arbitrariedades que vienen cometiendo, y que, el Ciudadano por la política del miedo, obedece a regañadientes.
No obstante “El pueblo sabio”, ya lo advierte y es evidente que ha relajado las medidas de contención, para bien o para mal; y pronto, más temprano que tarde a través del Amparo o por la desobediencia civil, la gente se sacudirá este “virus”, el del miedo, de una pandemia que se administra con números y estadísticas, al “contentillo” de la OMS y los gobiernos.
…“Y ahora, sin los bárbaros, ¿qué va a ser de nosotros”?
Gracias Puebla. Y te recuerdo que:” LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”