Laura Zapata y su racismo disfrazado de “metáfora política”
Laura Zapata, conocida por interpretar a villanas de telenovela y, al parecer, por no saber cuándo quedarse callada, ha desatado una tormenta de proporciones telenovelescas —esta vez en la vida real. Durante un programa que nadie pidió ver, decidió lanzar un comentario que no solo fue de mal gusto, sino directamente discriminatorio: llamó “indita” a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Bravo, Laura. Una joya más para tu currículum de declaraciones desafortunadas.
¿La razón del berrinche? Que Sheinbaum viajó en un vuelo comercial. ¡Oh, el horror! Según Zapata, eso no es humildad, es una falta de clase. Porque claro, viajar en primera clase de Aeroméxico es lo que realmente mide la dignidad de una mandataria. Como si la realeza de Televisa tuviera la última palabra sobre elegancia y liderazgo.
La Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca no tardó en reaccionar y anunció una queja formal ante el Conapred. Y no, Laura, no es censura, es consecuencia. Tus palabras no solo fueron ofensivas, también refuerzan estereotipos que han alimentado siglos de discriminación. Y eso, amiga mía, no se justifica con un “era una metáfora política”.
Para aclarar: sí, la libertad de expresión existe. Pero no te convierte en una especie de oráculo sin filtro. Cuando tus “opiniones” insultan a millones de personas por su origen étnico, eso no es libertad, es ignorancia con micrófono.
¿Y las consecuencias? Conapred puede pedirte que te disculpes (aunque dudo que lo hagas con gracia), ponerte una multita, o simplemente colocarte en la lista negra de la decencia pública. Aunque, sinceramente, Twitter ya está haciendo ese trabajo con entusiasmo.
Así que ahí lo tienen. Laura Zapata, la actriz que confundió la crítica política con el racismo de sobremesa, podría enfrentarse a una sanción, demandas civiles… y lo más temido por los famosos: la irrelevancia. Porque hoy en día, el público ya no tolera que la “libertad de expresión” se use como escudo para el desprecio.
Y tú, Laura, ¿ya pensaste en viajar en metro? Podrías aprender algo.
