EspectáculosMúsica

Lorde se reinventa sin pedir perdón: ‘Virgin’ es sudor, carne, espejo y fuego

27 junio, 2025 10:49 am

¿Quién chintolas lanza un disco con un DIU en la portada y luego dice “soy el trauma de mi madre”? Lorde, esa es la respuesta. Y si creías que después del balbuceo hippy de Solar Power la neozelandesa se había exiliado a vivir descalza en una granja biodinámica, estás a punto de tragarte tus piedras de cuarzo.

Image

Con Virgin, Lorde se lanza de cabeza a ese rincón incómodo donde el pop se vuelve catártico, íntimo, sexual y brutalmente honesto. Y no, no es un disco para cantar en el coche mientras vas a tu trabajo de 9 a 6 con microondas y tuppers. Es para escucharlo desnudo frente al espejo, preguntándote por qué esa persona que te costó tantas sesiones de terapia de 450 la hora, aún vive gratis en tu cabeza.

El álbum arranca con “What Was That” y ya parece que regresó la Lorde de Melodrama, solo que ahora fuma (demasiado), llora, se ríe de sí misma y graba orgasmos metafóricos en estéreo. Suena crudo, húmedo, vital. “Hammer” es un puñetazo de synth-pop con aura de ritual mágico; “Man of the Year” mezcla punteos a lo Lou Reed con dilemas de género: “Algunos días soy mujer. Otros, hombre”. ¿Confuso? Quizá. ¿Poderoso? Sin duda, ahora saben que la música es un género fluido.

Lorde no te está pidiendo que entiendas cada letra, te está pidiendo que sientas. Virgin es como leer su diario alumbrado desde las luces neón barato (muy barato). En “Clearblue” canta sobre tests de embarazo (Why not??), en “GRWM” se define como “el trauma de mi madre” mientras juega con beats industriales. Es música para gente que ha hecho el oso de llorar con su liguesillo de hace dos semanas después de haber jugado Twister desnudos.

Y mientras algunos críticos se mojan con su regreso al electropop, lo que realmente brilla aquí es la crudeza emocional. No hay filtros. No hay maquillaje sobre el acné. Solo Ella, frente al espejo, preguntándose quién demonios es. A veces responde con gritos, otras con susurros. Pero nunca se esconde.

Virgin no es solo un disco. Es una confesión con ritmo. Y Lorde, esa libertina intensa que no quiere salvarnos, tal vez lo está haciendo sin querer.





Relacionados

Back to top button