
Nawat Itsaragrisil contraataca: la polémica con Fátima Bosch escala otro nivel
La crisis en el mundo de los certámenes de belleza parece no tener fin. Cuando se pensaba que el escándalo entre Fátima Bosch, representante mexicana en Miss Universe 2025, y Nawat Itsaragrisil, presidente de Miss Universe Tailandia, comenzaba a enfriarse, el empresario asiático decidió reabrir el frente. A través de redes sociales, lanzó nuevas acusaciones contra la mexicana y negó rotundamente haberla insultado, como ella denunció semanas atrás.
El caso, que ya había sacudido a la organización internacional y le costó sanciones al propio Nawat, ha vuelto a colocarlo en el centro del huracán mediático. En un intento por limpiar su nombre, el directivo publicó una serie de mensajes en Instagram donde calificó de falsas las versiones de Bosch, pese a que existe un video en vivo que muestra el momento del altercado.
En tono desafiante, escribió:
“La libertad de expresión (voz) es importante, pero si la voz son mentiras no se llamaría libertad de expresión (voz)”, una frase que muchos interpretaron como un ataque directo a la mexicana.
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Acompañó sus declaraciones con publicaciones de seguidores y allegados, entre ellas una imagen del rostro de Bosch con el texto:
“Si quieres que los demás respeten tus derechos, primero respeta los suyos. No calumnies ni acuses a otros”.
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Durante una conferencia en Bangkok, visiblemente afectado, Itsaragrisil negó haber llamado “dumb head” (cabeza tonta) a Bosch, como ella aseguró. Argumentó que sus palabras fueron malinterpretadas y que lo que realmente dijo fue “damn it”, una expresión coloquial inglesa que, según él, fue traducida erróneamente por medios de habla hispana.
“Nunca insulté a nadie”, insistió.
El empresario también aclaró que su llamado al personal de seguridad durante la discusión no buscaba intimidar a la representante mexicana, sino “mantener el orden y cerrar la puerta para evitar el caos”.
Sin embargo, lejos de calmar los ánimos, sus declaraciones avivaron el fuego. En México y en varios países de América Latina, las reacciones fueron inmediatas. Los videos del incidente, donde se observa a Bosch visiblemente afectada, circularon con fuerza en redes sociales, desatando una ola de críticas hacia Nawat.
La organización internacional de Miss Universe reaccionó de manera contundente: limitó la participación del empresario tailandés en eventos oficiales y envió un equipo especial a Tailandia para garantizar la seguridad y bienestar de las concursantes. Ante esta presión, Nawat se vio obligado a ofrecer disculpas públicas, aunque aclaró que lo hizo “por exigencia de los organizadores globales” y no por convicción propia.
El tono victimista marcó su nueva estrategia. En sus redes, afirmó sentirse incomprendido y rechazado:
“Unos cuantos videos de latinos me rechazaron mayoritariamente. Me han hecho sentir muy deprimido. Pido empatía para el pueblo tailandés”, escribió, buscando revertir la narrativa en su contra.
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El conflicto entre Bosch y Itsaragrisil se originó días antes del altercado principal, durante una reunión en la que el presidente cuestionó la participación de la mexicana en actividades promocionales. Testigos aseguran que el intercambio subió de tono hasta que Nawat pidió la intervención del personal de seguridad. Bosch sostiene que fue humillada y discriminada frente a otras concursantes, motivo por el cual decidió denunciar el hecho públicamente.
A estas alturas, el certamen que debía celebrar la belleza y la diversidad cultural se ha transformado en un campo de batalla mediático. Y mientras el mundo opina desde sus pantallas, el daño a la imagen del concurso parece ya irreparable.








