Posadas: tradición que pervive entre poblanas y poblanos

Pese a cierto desarraigo en las nuevas generaciones, la tradición de celebrar posadas se resiste a morir en Puebla.

Desde muy temprano la familia Martínez Jiménez realiza las compras para los preparativos de la posada del domingo 18 de diciembre.

A lo largo del día, preparan los dulces para los aguinaldos, la fruta para la piñata, el ponche. Alistan el café caliente para combatir el frío a la hora de salir a la intemperie a cantar las letanías

Así poco a poco llegan los invitados a la casa; con risas y la felicidad de reencontrarse con otros miembros de la familia que hace unos meses no veían.

“Las posadas son una esencia del cristianismo; es la representación del nacimiento de Jesús, y las nueve posadas representan por ejemplo porvenir, éxito. Son nueve estaciones que concluyen con el nacimiento de Jesús”

Llega el momento de cantar las letanías y pedir la posada. Los cantos turnados de los peregrinos y los hosteleros remontan a la niñez, a una época donde estas tradiciones eran más arraigadas.

Dos personas toman los extremos de una cuerda que tenía ya una piñata en el medio y así, uno a uno, los integrantes toma su turno para pegarle a la piñata de siete picos; picos que representan cada uno de los pecados capitales.

“Me podría atrever a decir: que se tome con un poquito más de sentimiento y de entrega a la tradición o creencia que nosotros tenemos, ¿no?”

Al final, en una larga mesa todos los miembros de esta familia terminan riendo y contando anécdotas que les han sucedido estos últimos días; platicando y compartiendo. Porque esta época es para eso: para compartir.

Fotos: David Becerra