
Ricardo Pérez, Susana Zabaleta y su batalla contra los medios

Miren, voy a ir directo: en México no puedes ser comediante exitoso, andar con una actriz famosa treinta años mayor que tú y pretender que los buitres de la prensa rosa te dejen en paz. Ricardo Pérez y Susana Zabaleta lo están aprendiendo a m#dr#zos. La pareja volvió a encabezar titulares, no por un nuevo show, ni por un concierto, sino por el eterno chisme de si él le escribe o no mensajes coquetos a su ex, la influencer Samii Herrera.
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Todo comenzó con Gabriel Cuevas, un reportero de espectáculos que decidió soltar la bomba en el pódcast Cállate los ojos. El tipo aseguró que había visto mensajes comprometedores entre Pérez y Herrera. Básicamente dijo:
“Ricardo, ponte a respetar a Zabaleta porque yo vi cómo le coqueteabas a tu ex”. Y con eso: la prensa rosa tuvo material para una semana entera.
El timing fue perfecto para el escándalo, porque días antes Pérez había explotado contra reporteros en el aeropuerto. La escena: Susana Zabaleta tropieza, Pérez se enoja y culpa a los medios de casi tirarla al suelo. Desde ahí, el pleito con la prensa escaló. Cuando los chismosos huelen sangre, no te sueltan.
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¿Y qué hizo la pareja? Nada. Ni comunicados, ni entrevistas llorando frente a la cámara. Al contrario: subieron fotos juntos. Pérez publicó una imagen de Zabaleta en un avión con un emoji de corazones. Ella organizó una Noche Mexicana en casa, lo mostró en Instagram y hasta dejó que su novio promocionara su próximo show en plena reunión familiar. Todo muy normal, como si los rumores fueran ruido de fondo.
Mientras tanto, Samii Herrera jugó al silencio estratégico. Sí, reconoció que hubo un mensaje, pero negó lo del “coqueteo”. Que si era un tema público, que si no pasó nada. Claro, eso no vende. Lo que vende es el titular: “El comediante de La Cotorrisa engaña a Zabaleta”. Así funcionan los tabloides, y la gente muerde el anzuelo.
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Lo irónico es que Pérez y Slobotzky, su socio en La Cotorrisa, usaron su propio pódcast para burlarse de la cobertura. Dijeron que la prensa los acosa y que todo se exagera. El problema es que cada que él abre la boca para quejarse de los medios, éstos sacan otra nota. Es como pelear con gasolina: solo haces más fuego.
El trasfondo es obvio. A los reporteros les encanta esta historia porque tiene todos los ingredientes: un comediante irreverente, una actriz consagrada, una diferencia de edad de 30 años, un exnovio que no suelta la lengua y una exnovia influencer que vive de redes sociales. Es carnita pura para el espectáculo.
¿La realidad? Nadie sabe. ¿Hubo mensajes “inapropiados”? Tal vez. ¿Fue infidelidad? No hay pruebas. ¿Siguen juntos? Sí, y lo presumen en redes. Lo que está claro es que, mientras Ricardo y Susana se divierten en giras y cenas, los medios seguirán ordeñando el chisme. Porque, aceptémoslo: en México el amor no vende… el escándalo sí.