Señor de las Maravillas, una imagen de gran devoción
Liliana Tecpanecatl
El templo de Santa Mónica, aloja a una de las imágenes más queridas y veneradas de Puebla y la región, el Señor de las Maravillas; una de las esculturas más esperadas en la procesión del Viernes Santo.
Feligreses de los estados de Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México, Morelos, Guerrero, Tabasco, Veracruz, Oaxaca y Jalisco, acuden durante el año a solicitar o agradecer los favores de la imagen que data del siglo XVII y a la que se atribuyen un sinfín de milagros.
Las leyendas
Desde su origen, esta imagen ha estado rodeada de leyendas. Se dice que en el templo de San José, ubicado el centro histórico de la ciudad, existía un árbol frondoso, hasta que un día un rayo lo derribó. Para aprovechar la madera del tronco, el párroco de la iglesia mandó a tallar una imagen.
La imagen del Padre Jesús de las Maravillas, o del Señor del Rayo como en un principio se le llamó; representa una de las caídas de Cristo durante la pasión. Después dicha imagen llegó a manos de unas monjas, a través de una rifa.
De acuerdo con la tradición oral, originalmente el Señor de las Maravillas estaba acompañado de dos sayones romanos que sostenían látigos, tiempo después, se dice que una novicia escuchó una noche gemidos y golpes, por lo que, en compañía de la superiora, descubrió que azotaban a Jesús. Entonces, se decidió retirar y quemar a los verdugos. Dicho suceso se propagó por todas partes y de esa manera la imagen adquirió fama y cariño.
Sobre el nombre con el que ahora se le conoce, también hay un relato popular.
Se cuenta que una mujer acudía todos los días a visitar a su esposo, recluido en la cárcel de San Juan de Dios, frente al Convento de Santa Mónica. Durante sus visitas advirtió la presencia de un recluso pobre a quien nunca iba a ver nadie, por lo que la mujer, conmovida, decidió ir a visitarlo en secreto.
Cuando su marido fue puesto en libertad, la mujer siguió yendo a la cárcel a visitar al hombre, llevándole siempre una cesta llena de comida. El esposo, alertado acerca de las actividades de su mujer y sospechando que le era infiel, decidió esperarla un día a las puertas del reclusorio.
Tras interceptarla, preguntó a su esposa qué había en la cesta, a lo que esta respondió que llevaba maravillas para el Señor. El hombre, desconfiando, destapó la cesta y en su interior solo halló maravillas, que el nombre popular de un tipo de flor.
La mujer, sorprendida, entró con su esposo al templo, donde confesó la verdad. Ambos fueron a la prisión y solicitaron ver al recluso, pero para mayor sorpresa, no pudieron hallarlo ni obtener ninguna noticia de él. Supusieron que era Cristo.
No obstante, existen al menos otros dos relatos similares a este, atribuidos a dos imágenes de Cristo crucificado: el Señor de Villaseca, en Guanajuato, y el Señor de las Maravillas de El Arenal, en Hidalgo.
Dada la gran cantidad de fieles que muestran su respeto y veneración al Señor de las Maravillas, la imagen tiene tres fiestas durante el año, aunque la más importante es la del 1 de julio. Esta imagen es la que cierra, el recorrido de la Procesión del Viernes Santo.