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Sheinbaum pone en duda la Ley Esposa y abre debate electoral

18 diciembre, 2025 2:37 pm

Redacción

La presidenta Claudia Sheinbaum decidió no subirse a la ola sin antes mirar el oleaje. Desde Palacio Nacional, en su conferencia matutina, la mandataria puso sobre la mesa una discusión incómoda pero necesaria: la reforma electoral conocida como Ley Esposa, que obliga a la alternancia de género en las gubernaturas, no necesariamente —dijo— ayuda a las mujeres. Y cuando la primera presidenta del país introduce ese matiz, conviene escuchar.

La reforma, ya aprobada en San Luis Potosí y en análisis en otros congresos locales, establece que si un estado es gobernado por un hombre, el siguiente periodo deberá ser encabezado por una mujer, y viceversa. En el papel suena progresista. En la práctica, advirtió Sheinbaum, el asunto no es tan sencillo. Tiene pros, sí, pero también contras, sobre todo cuando se le mira desde el ángulo jurídico y no solo desde la consigna política.

La presidenta fue clara: los partidos ya están obligados a cumplir con la paridad de género en las candidaturas. Entonces, forzar una alternancia automática podría esconder otros intereses que poco tienen que ver con el empoderamiento femenino. “No es claro que sea necesariamente para ayudar a las mujeres”, dijo, y colocó el tema en el terreno correcto: el del debate público informado.

Sheinbaum incluso pidió al ministro en retiro Arturo Zaldívar revisar si la reforma es legalmente viable. No se trata solo de si un partido la impugna o no, sino de si resiste un análisis constitucional serio. En democracia, las buenas intenciones no sustituyen a las buenas leyes.

Además, recordó que el INE ya definió un mecanismo claro para garantizar la paridad en las gubernaturas. De las 17 que se disputarán en 2027, nueve deberán tener candidatas mujeres. Ese esquema —subrayó— ha permitido que hoy más estados sean gobernados por mujeres y ha desmontado viejos prejuicios sobre la capacidad femenina para ejercer el poder.

El mensaje es sutil, pero firme: la igualdad no se decreta a golpe de automatismos. Se construye con reglas claras, legales y efectivas. Lo demás, aunque se vista de causa justa, merece ser revisado con lupa.





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