
“Soy Frankelda”: el sueño mexicano que conquistó a Guillermo del Toro
Hay proyectos que nacen de la terquedad, del “sí se puede” a pesar de los cientos de veces que te dicen que no. Soy Frankelda es uno de ellos. Diez años de trabajo, infinidad de puertas cerradas y una enorme dosis de pasión llevaron a los cineastas mexicanos Arturo y Roy Ambriz, junto con Mireya Mendoza, a lograr algo inédito: estrenar el primer largometraje mexicano hecho completamente con la técnica stop motion. Y nada menos que con el apoyo de Guillermo del Toro.
Andenles pues- no sean HDSPTM vayan a verla https://t.co/ycxMYGw6Ao
— Guillermo del Toro (@RealGDT) October 22, 2025
La historia podría contarse como una de esas películas sobre soñadores que desafían la realidad. Los Ambriz comenzaron Frankelda como un simple piloto de tres minutos para web. Hoy, ese boceto se transformó en una cinta que llega a todos los cines del país, incluyendo salas en La Laguna, con una mezcla de terror, fantasía y una profunda identidad mexicana.
Del Toro, siempre generoso con el talento nacional, definió el estreno con una frase contundente: “Frankelda abre una puerta al futuro del stop motion en México. Hay que creer para ver”. Y vaya que creyó. Desde hace una década ha acompañado a los directores, revisando avances, aconsejando decisiones creativas y, según cuenta Roy Ambriz, “marcándonos diario para saber cómo va todo”.
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Pero el cineasta tapatío también sabe cómo convertir su entusiasmo en tendencia. Fiel a su estilo directo y coloquial, escribió en X (antes Twitter): “Ándenles pues, no sean HDSPM, vayan a verla”. Un mensaje tan desparpajado como entrañable que se volvió viral al instante. Detrás del humor, había un gesto sincero: invitar a los mexicanos a apoyar un proyecto que demuestra lo que puede lograrse cuando la creatividad vence al escepticismo.
¿Y de qué trata Soy Frankelda? La protagonista es Francisca Imelda Straffon Paredes, una escritora mexicana del siglo XIX que, como fantasma, viaja al “Reino de las Pesadillas” para enfrentar sus miedos y comprobar si realmente es una gran narradora. Su compañero de aventuras es Herneval, el Príncipe de los Sustos. La historia se inspira en Mary Shelley, la autora de Frankenstein, imaginando cómo habría sido si hubiera nacido en México.
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La película no solo deslumbra por su trama gótica, sino por la calidad de su animación: cada cuadro fue elaborado artesanalmente, con una precisión que exige paciencia monástica. “Todo el mundo nos decía que en México no se podían hacer películas en stop motion”, recuerda Roy. “A partir de ahora, nadie podrá volver a decir eso”.
Como complemento, la Cineteca Nacional inauguró la exposición inmersiva Frankelda: Creación y Pesadillas, donde el público puede adentrarse en el universo visual de la película.
En tiempos donde las plataformas dominan y las producciones rápidas marcan la pauta, Soy Frankelda apuesta por la artesanía y la imaginación. Es, en efecto, una pequeña gran revolución del cine mexicano. Y sí, como diría Del Toro, vayan a verla… no sean HDSPM.