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Trump endurece su discurso sobre el narcotráfico y apunta a México, Venezuela y China

23 octubre, 2025 5:15 pm

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha retomado una línea de acción que combina la retórica dura, las amenazas militares y un discurso de seguridad nacional extendido hacia América Latina y Asia. En los últimos días, ha realizado declaraciones que dejan ver una estrategia que busca justificar la expansión de operaciones militares y la redefinición del enemigo exterior bajo el argumento de la “guerra contra los cárteles”.

Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump aseguró que México está gobernado por los cárteles del narcotráfico, aunque expresó respeto hacia su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum, a quien calificó de “valiente” y “extraordinaria”. Según el mandatario, la violencia vinculada al crimen organizado en México y Colombia demuestra que ambos países “han perdido el control de su territorio”. Estas palabras marcan un tono ambivalente: reconocimiento diplomático acompañado de una acusación frontal.

Trump recordó que, al inicio de su segundo mandato, designó a los principales grupos criminales mexicanos —el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)— como organizaciones terroristas extranjeras. Esa decisión, que en su momento generó tensiones con el Gobierno mexicano, hoy parece servirle de sustento para legitimar una política de seguridad de alcance hemisférico.

Apenas unas horas antes de su declaración, el Comando Sur de Estados Unidos había lanzado dos ataques contra embarcaciones sospechosas de traficar drogas en aguas internacionales del Pacífico, cerca de la costa colombiana. Estas acciones militares son parte de una campaña que se ha extendido también al Caribe, bajo el pretexto de combatir el tráfico de estupefacientes.

La coincidencia entre las declaraciones del presidente y los ataques refuerza la idea de una coordinación entre el discurso y la acción, algo que ha caracterizado los momentos de mayor dureza de su administración.

Venezuela, el nuevo frente

Trump ha trasladado parte de su atención hacia Venezuela, país al que acusa de ser un corredor del tráfico de drogas y un refugio del crimen organizado. En sus más recientes declaraciones, señaló que el régimen de Nicolás Maduro estaría colaborando con China para introducir fentanilo en territorio estadounidense. Según el mandatario, Beijing utiliza a Venezuela como ruta para evadir los controles fronterizos.

“China hace cien mil millones de dólares traficando fentanilo hacia nuestro país. Hablaré de esto con Xi”, dijo Trump, en alusión a su próxima reunión con el presidente Xi Jinping, programada para el 30 de octubre en Corea del Sur.

Trump aseguró además que los cárteles de la droga “han declarado la guerra a Estados Unidos” y que su Gobierno responderá con la misma intensidad con la que enfrentó al terrorismo islámico.

“Finalmente estamos tratando a los cárteles como la principal amenaza a la seguridad nacional. Los cárteles están librando una guerra contra nosotros, y nosotros les estamos librando una guerra como nunca antes”, declaró.

El Secretario de Defensa, Pete Hegseth, complementó el mensaje al afirmar que estas organizaciones serán perseguidas “como Al Qaeda”, con una estrategia que va más allá de los procedimientos judiciales tradicionales e incorpora operaciones militares.

“Te encontraremos, mapearemos tus redes, te cazaremos y te mataremos”, dijo.

En lo que va del año, Estados Unidos ha detenido a más de 120 mil personas sospechosas de estar relacionadas con actividades delictivas, entre ellas tres mil presuntos miembros de grupos como la MS-13, Nueva Generación y el Tren de Aragua.

La sombra de México

El interés de Trump por vincular el narcotráfico con México no es nuevo. Según un reportaje reciente del periodista Jonathan Blitzer, publicado en The New Yorker, el presidente estadounidense había planteado desde su primer mandato la posibilidad de bombardear laboratorios de drogas en territorio mexicano. La idea, según el texto, fue desechada por el propio Departamento de Defensa debido a las implicaciones diplomáticas y económicas que supondría atacar al principal socio comercial de Estados Unidos.

Sin embargo, esa propuesta parece haber evolucionado hacia una estrategia más amplia que ahora tiene como objetivo a Venezuela.

“Trump quería ver una acción militar más drástica en el escenario internacional”, escribió Blitzer, citando a fuentes cercanas a la Casa Blanca.

El artículo también revela que dentro del actual Gobierno estadounidense existen dos corrientes: una, encabezada por el Secretario de Estado Marco Rubio, que busca un cambio de régimen en Caracas; y otra, más pragmática, representada por Richard Grenell, que favorece la diplomacia y el intercambio controlado. Pero en los últimos meses ha ganado terreno la facción más dura, impulsada por Stephen Miller, uno de los asesores más cercanos al presidente y autor de algunas de las políticas migratorias más restrictivas de su administración.

Miller, según The New Yorker, es el arquitecto intelectual de la actual ofensiva militar contra los cárteles y ha convertido el tema en una extensión de la política interna de seguridad y migración. “Esto se siente como la militarización de la política interna”, dijo un exfuncionario citado en el reportaje.

“Se crea un enemigo externo, se dice que estamos bajo ataque, y eso justifica la expansión del poder presidencial”.

Tensión y cálculo político

La agresividad del discurso de Trump se da en medio de una agenda internacional recargada. Este viernes iniciará una gira por Malasia, Japón y Corea del Sur, donde participará en la cumbre de la APEC y sostendrá su primer encuentro cara a cara con Xi Jinping desde 2019.

La reunión ocurre mientras ambos países intentan resolver una disputa comercial que ha incluido aranceles, restricciones a las exportaciones y conflictos tecnológicos, como el que afecta a la aplicación TikTok, cuya operación en Estados Unidos sigue en negociación.

La relación con China se ha deteriorado notablemente, pero Trump parece usar esa tensión como parte de su narrativa de fortaleza y vigilancia. En su reciente discurso, colocó a Pekín y a Caracas dentro de una misma ecuación de amenaza. Para su administración, ambos regímenes estarían colaborando, directa o indirectamente, en la expansión del narcotráfico.

Política interna y operaciones en casa

Mientras tanto, en el frente doméstico, el presidente suspendió de manera temporal el despliegue de tropas federales en San Francisco, una medida que formaba parte de su ofensiva migratoria. Trump explicó que decidió dar marcha atrás tras recibir llamados de empresarios influyentes como Jensen Huang, de NVIDIA, y Marc Benioff, de Salesforce, quienes le pidieron reconsiderar la intervención.

El alcalde de San Francisco, Daniel Lurie, agradeció la decisión, advirtiendo que una presencia militarizada habría obstaculizado los esfuerzos locales por combatir el tráfico de drogas y la inseguridad.

La cancelación del operativo en California no implica un cambio de fondo. Desde agosto, Trump ha desplegado agentes federales y elementos de la Guardia Nacional en distintas ciudades, bajo el argumento de frenar la criminalidad y reforzar las detenciones de migrantes indocumentados.

Una estrategia con varios frentes

El mapa que emerge de las declaraciones, operaciones y movimientos diplomáticos recientes de la administración Trump muestra una estrategia que abarca múltiples frentes:

  • Militarización del combate al narcotráfico, con operaciones activas en el Caribe y el Pacífico.
  • Presión diplomática sobre México y Venezuela, bajo el argumento de que ambos países han perdido el control frente a los cárteles.
  • Discurso político interno, que asocia la seguridad nacional con el control migratorio y la acción militar.
  • Reactivación de la rivalidad con China, ahora vinculada no solo al comercio, sino también al tráfico de fentanilo.

Trump intenta proyectar la imagen de un líder dispuesto a actuar con contundencia, incluso cuando las consecuencias internacionales puedan ser imprevisibles. Su lenguaje, directo y combativo, busca convencer a la opinión pública estadounidense de que la amenaza está fuera, pero también dentro de sus fronteras.

En ese contexto, México ocupa un lugar delicado: es al mismo tiempo un socio económico indispensable y un blanco retórico útil para una narrativa que asocia los problemas internos de Estados Unidos con la debilidad de sus vecinos.

La prudencia diplomática que ha mantenido la presidenta Sheinbaum podría ponerse a prueba si las declaraciones de Trump derivan en acciones más concretas. El recuerdo de los intentos pasados por “bombardear México” planea sobre cada frase del mandatario estadounidense, como una advertencia latente de que la frontera sur podría volver a convertirse en escenario de una política exterior dictada por la fuerza.

Here's what Trump has said about seeking $230M settlement from DOJ - ABC  News





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