Violencia excepcional sacude fábrica japonesa y deja 14 heridos

Redacción

En Japón, la violencia suele ser la excepción, no la regla. Por eso, cuando ocurre, sacude más de lo que indican las cifras frías. Este viernes, al menos 14 personas resultaron heridas tras un ataque con arma blanca dentro de una fábrica de caucho operada por Yokohama Rubber Co., en la ciudad de Mishima, prefectura de Shizuoka. El hecho, además, incluyó el rociado de un líquido no identificado, lo que añadió un elemento de inquietud a un episodio ya de por sí perturbador.

El reporte de emergencia llegó alrededor de las 16:30 horas. La llamada inicial alertaba de “cinco o seis personas apuñaladas” y del uso de un “líquido en aerosol”. En cuestión de minutos, ambulancias y cuerpos de seguridad rodearon la planta industrial. De acuerdo con Tomoharu Sugiyama, responsable del departamento de bomberos local, catorce personas fueron trasladadas para recibir atención médica, al menos seis de ellas en una operación coordinada de emergencia.

Los primeros informes no detallaron la gravedad de las lesiones, pero la cadena pública NHK indicó que todas las víctimas permanecían conscientes. En un país donde los ataques múltiples son extremadamente raros, esa precisión importa: reduce la alarma inmediata, aunque no disipa la pregunta de fondo. ¿Qué ocurrió dentro de esa fábrica?

La policía arrestó a un hombre de alrededor de 30 años bajo sospecha de intento de asesinato. Medios locales señalaron que el detenido tendría algún tipo de vínculo con la planta. Testigos describieron una escena que parece salida de una distopía: el agresor portaba lo que parecía una máscara de gas y un cuchillo de tipo supervivencia. La imagen, por sí sola, explica por qué el caso ha captado la atención nacional.

El líquido rociado durante el ataque sigue siendo un misterio. Las autoridades no han confirmado si se trataba de una sustancia química peligrosa o de un elemento diseñado para causar confusión y pánico. Esa ambigüedad obliga a extremar la cautela y explica el despliegue prolongado de investigadores dentro de la fábrica.

Yokohama Rubber es uno de los principales fabricantes de neumáticos del país, con operaciones que incluyen llantas para camiones y autobuses. No se trata, pues, de un espacio marginal, sino de un centro de trabajo integrado a la vida económica japonesa. Que la violencia irrumpa ahí plantea un debate incómodo sobre la seguridad en espacios laborales.

Japón mantiene una de las tasas de homicidio más bajas del mundo, resultado de un estricto control de armas y de normas sociales que privilegian el orden. Sin embargo, episodios aislados —como ataques con cuchillo en lugares públicos o el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe en 2022— muestran que el riesgo cero no existe. Precisamente por su rareza, estos hechos generan una conmoción desproporcionada.

La policía de Shizuoka continúa interrogando al sospechoso y reconstruyendo su recorrido dentro de la planta. El motivo del ataque sigue sin conocerse. Mientras tanto, las autoridades pidieron a la población evitar la zona. En Japón, la violencia es excepcional; cuando ocurre, obliga a mirarse al espejo y preguntarse qué falló antes de que alguien sacara un cuchillo.