Pone en jaque variante delta a los hospitales de Luisiana

18 agosto, 2021 3:04 pm

En la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital North Oaks de Hammond, Luisiana, detrás de los respiradores artificiales, los rostros de los pacientes lucen grises y demacrados, consumidos por el Covid-19.

Como en el resto de centros de salud del estado, sus instalaciones están volcadas a atender víctimas de la pandemia. De sus 330 camas, 81 están ocupadas por pacientes con Coronavirus, la mitad de los cuales se encuentra en estado crítico.

Luisiana es, de lejos, el estado más afectado, con más de 5.800 casos diarios en promedio, un 50% más que durante el pico de mediados de enero, cuando se registró el peor momento de la pandemia hasta ahora.

“No solo recibimos más pacientes durante esta ola, sino que su condición también es más crítica”, dice el doctor Justin Fowlkes, especialista en enfermedades respiratorias. “Y, lamentablemente, también estamos viendo morir a más pacientes”.

En esta unidad especializada en patologías graves se acaba de liberar una de las 18 camas. No por mucho tiempo, pues un nuevo paciente ya está siendo preparado para ingresar allí, donde será inmediatamente conectado a un ventilador.

“No queremos que su cuerpo haga ningún esfuerzo, queremos que el ventilador haga todo por ellos”, explica Charles Abrams, coordinador de servicios.

Detrás de su mascarilla, sus ojos brillan. Después de largos segundos, continúa: “Pero dada la situación, creo que están aguantando bien”.

El hospital brinda apoyo psicológico a sus trabajadores, pero pocos optan por acudir a él. Para Abrams, las enfermeras no son conscientes del trauma que han sufrido desde el inicio de la pandemia. Dice notar “cambios de actitud, expresiones faciales”.





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