Ayudan voluntarios a evacuados afganos a sentirse como en casa
En un pequeño depósito en las afueras de Washington, una decena de voluntarios cargan mesas, sillas, camas y sofás para acondicionar viviendas para los afganos evacuados de Kabul que comenzarán una nueva vida en Estados Unidos.
Lista en mano, Laura Thompson Osuri, directora de la organización sin fines de lucro Homes Not Borders (Hogares No Fronteras), lidera los esfuerzos para equipar a los afganos que llegan por miles en medio de la caótica retirada de Estados Unidos de Afganistán tras una guerra de 20 años.
Homes Not Borders, establecida en 2019 en el estado de Maryland, es una de las muchas organizaciones que hay en todo el país en apoyo a los refugiados.
Los recién llegados reciben unos 1.200 dólares de las autoridades federales para comprar muebles básicos, como camas o mesas.
“Si no tuviéramos estas donaciones, tendrían que comprar todo por su cuenta, así que les proporcionamos la base, y algo más, para que puedan gastar el dinero en otras cosas”, explica Osuri.
El objetivo es ayudar a los recién llegados a sentirse rápidamente como en casa, comenta Levan Kuck, voluntario desde hace tres años.
“Lo hacemos muy cálido, colgamos pinturas en las paredes, (…) coordinamos los colores y todo”, cuenta.